Unos 300 agentes de seis unidades de élite de la policía española y la Guardia Civil estaban a punto para asaltar el Parlament por tierra, aire y subsuelo con el objetivo de detener al president de la Generalitat Carles Puigdemont en la comparecencia del pasado 10 de octubre, en la que dejó en suspenso la declaración de independencia y ofreció diálogo al gobierno español.
Así lo explica en un reportaje la revista Interviú, que también añade que era el plan menos deseado por el gobierno español. Según la citada revista, éste era el "plan C", un plan "secreto" en caso de que los manifestantes independentistas que esperaban a las puertas de la Ciutadella hubieran decidido acampar y que el president y los consellers se hubieran atrincherado en la cámara catalana.
De ser así, un grupo de agentes —el más numeroso (250)— habría entrado en el Parque de la Ciutadella y habría echado a los manifestantes, mientras que otra parte del grupo (15) lo hubiera hecho a través de las alcantarillas y un último grupo en helicóptero y descendiendo por una escalera hasta la parte superior del Parlament. La revista apunta que los agentes ya tenían planos del parque y también del subsuelo.
Además, según publica Intervíu, los efectivos de los Mossos d'Esquadra de la Brigada Móvil (BRIMO) y de Recursos Operativos (ARRO) recibieron "advertencias muy claras" para que dejaran pasar a la policía española y la Guardia Civil en caso de que necesitasen acceder al Parlament.
El propio president, Carles Puigdemont, se ha hecho eco de la noticia a través de su cuenta de Instagram.
Esta amenaza policíal explicaría, por un lado, la salida rápida del Parlamento de todo el Gobierno y la no publicación en el DOGC de la proclamación de la república ni la aplicación de los decretos. El Gobierno quiso evitar la violencia dejando en stand by la puesta en marcha de los acuerdos del pleno Parlamento.