Nuevas actas demuestran el abandono al que las residencias de la Comunidad de Madrid se vieron abocadas durante la pandemia de la covid-19 desde marzo de 2020. Personal enviado por la Consejería de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid visitaron varias residencias madrileñas durante las primeras semanas de la covid y reflejaron en sus actas la situación en la que se encontraban, así como la dificultad en derivar a las personas mayores enfermas en un hospital y la existencia de "criterios de exclusión". Según ha destapado elDiario.es, las actas firmadas por la consejería del gobierno madrileño liderado por Isabel Díaz Ayuso y por organizaciones como Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja o SAMU sobre las visitas hechas durante la primera ola de la pandemia el mes de abril apuntan algunas de las decisiones que se tomaron: "No ingresos hospitalarios","el personal auxiliar hace dos meses que duerme en la residencia, al llegar la ambulancia se niegan a hacer traslado para no cumplir criterios y muere", "no han sido admitidos al hospital y no han tenido curas paliativas". Además, las actas también constatan que "en caso de defunción se deja en la habitación hasta que vaya la funeraria. En caso de compartir habitación lo bajan al garaje en un sótano que tienen en los almacenes (espacio no adecuado para guardar al cuerpo)".

Criterios cuestionables

Las actas desmontan lo que ha defendido el gobierno de Madrid, desde el inicio, que no hubo protocolos para no trasladar a los residentes a centros hospitalarios. Sin embargo, el responsable de la Consejería de Políticas Sociales en la primera ola de la pandemia dimitió el 2 de octubre de 2020 después de denunciar los protocolos y los calificó de "poco morales y posiblemente ilegales".

Según muestran las actas, el 6 de abril el personal de la Consejería visitó una residencia, que tenía capacidad para 93 personas y con la mitad de la plantilla de baja. En el escrito, apuntan que en las últimas 3 semanas han muerto 20 personas: 18 de ellas con síntomas de covid, aunque, sin confirmar porque no disponían de pruebas diagnósticas para comprobarlo. "No ingresos hospitalarios", apunta el acta. Solo unos días después, otra inspección en una residencia certifica la existencia de 160 enfermos a una residencia de 259 residentes y que ya registraba 23 muertos. "Último muerto hoy, había autorizado traslado geriátrico del centro hospitalario Ramón y Cajal y, al llegar la ambulancia, se niegan a hacer traslado para no cumplir criterios y muere". Las dificultades de comunicación y traslado a los hospitales fue un continuo durante los primeros meses de la pandemia y así se constató en todas las actas. En una firmada por Médicos Sin Fronteras sobre un centro del municipio madrileño de Colmenar Viejo se puede leer "Hospital de referencia La Paz, la directora refiere dificultad para comunicarse con ellos y falta de colaboración. La directora nos refiere que ha habido casos de pacientes que no han sido admitidos al hospital y no hubo tratamiento paliativo por parte del centro".

Mortalidad desatada

Otro centro asegura a Médicos Sin Fronteras, que hasta la visita —el 11 de abril— no se habían aceptado derivaciones ni ambulancias. "Si la residencia consideraba el traslado, lo tenía que hacer por sus medios. El día que se hace la visita se produce por primera vez una derivación aceptada al hospital". Las visitas de la Consejería a estas residencias destaparon casos extremos, como el caso de un centro de Pozuelo de Alarcón donde vivían 39 personas, el acta señala que se trata de un "chalet que no reúne las condiciones necesarias". "Habitaciones en su mayoría dobles y triples en espacios reducidos. Baños compartidos. No hay personal sanitario. Se están trasladando medios del hospital Puerta de Hierro para hacer seguimiento a los residentes. No se está dando la medicación prescrita, ni siquiera la han comprado. Falta de higiene y atención que pone en peligro a los usuarios. La falta de personal es manifiesta y es poco cualificado. Falta de medios materiales y oxígeno. Falta de limpieza", puede leerse. La inspección deja por escrito que ha avisado a Sanidad y que se tendría que trasladar a los residentes en otros centros".

Las actas destapan otro de los casos más extremos que se registró, el de una residencia con 361 usuarios, que el 12 de abril ya registraba 83 muertos, y tenía la mitad del personal de baja. El acta apunta a un "exceso de mortalidad relevante". "Se percibe estrés y desbordamiento tanto del director como en el personal. Estos últimos se ven desesperados porque no tienen ni formación ni información. No se están entregando EPIs al personal de limpieza o lavandería, que tienen contacto con objetos de pacientes positivos. Hasta la llegada de los resultados de los tests hay 3 plantas con pacientes sin segregar por módulos o pasillos". En este centro se deja constancia de que el director se muestra "reticente" a las opciones propuestas como plan de contingencia.

Personal durmiendo en las residencias

El colapso del personal también se reflejó en las actas. Una visita de la Consejería el 9 de mayo a una residencia de un pueblo madrileño señala que el personal auxiliar "hace dos meses que duerme en la residencia. Ahora empiezan a salir a sus hogares". En este escrito también se recomienda un "operativo de evacuación" de los casos positivos —18 en solo un día— ante la imposibilidad del centro de separar a los pacientes por zonas entre los que están infectados y los que no. En un centro geriátrico, la visita de la Consejería encontró tres cadáveres sin retirar, uno de ellos del día anterior. Organización de aislamiento en las habitaciones realizado hasta ahora no es la adecuada, estando repartidas las habitaciones de las personas con síntomas en diferentes zonas de la residencia y con las puertas abiertas", apunta. El acta también señala que el centro está bajo mínimos de personal, el material es escaso y los profesionales no cumplen con medidas y protecciones indicadas.

El hecho de dejar los cuerpos en las habitaciones no es un caso aislado, en otra visita el 10 de abril, a un centro donde ya se habían registrado 23 muertos, se indica en el acta que "el personal no manipula los cuerpos de los muertos y cuando mueren lo dejan en la habitación con la puerta cerrada hasta que llega la funeraria. Hay tardes y noches que no tienen enfermeras. Directora refiere que lo han pasado muy mal y emocionalmente se encuentran muy tocados". El documento deja también constancia de la escasez de batas, máscaras, bragas o gel hidroalcohólico: "Urge se les, proporcione material necesario". El personal sanitario de estas residencias denuncian la situación de desbordamiento, así como la falta de ayuda y colaboración de la Comunidad de Madrid.