Más de 10 años después de su fundación, Vox sigue perdiendo a las caras que fundaron el partido en sus orígenes. El único de los cuatro fundadores que todavía se mantiene es el líder de la formación, Santiago Abascal. El último caso es la salida de Rocío Monasterio, que llevaba 10 años liderando el partido en Madrid y que ha dimitido después de haber sido destituida como presidenta para colocar a José Antonio Fúster. Así pues, se consolida la liquidación completa del círculo original de Vox. Antes de Monasterio, abandonaron las filas de los ultras la exsecretaria del grupo parlamentario y excandidata a la Junta de Andalucía, Macarena Olona; el exportavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros; la exeurodiputada Mazaly Aguilar, y los exdiputados Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso o Juan Luis Steegmann. Tras su salida, Olona ha cargado duramente contra el partido y reveló detalles de la división en el seno de la formación. Por su parte, Steegmann denunció una deriva “neofalangista” en la carta de despido que dirigió a sus compañeros. Todos ellos coinciden en que el desencadenante de su salida no fueron las discrepancias ideológicas, sino la forma autoritaria de conducir el partido.
Crisis en la cúpula fundadora de Vox
Santiago Abascal ha ido eliminando los fundadores de Vox para consolidar una nueva hornada de cargos para integrar su círculo más próximo. El 2014 Abascal fundó Vox con un grupo de exdirigentes populares, como Alejo Vidal-Quadras, el exministro de la UCD Ignacio Camuñas, el filósofo José Luis González de Quirón y José Antonio Ortega Lara, el funcionario de prisiones secuestrado por ETA, entre muchas otras personas que se fueron uniendo poco a poco al proyecto. Todos sus “padres fundadores”, excepto Ortega Lara, en un discreto segundo plano, se marcharon después de asumir Abascal la presidencia. El primero en abandonar el barco de Abascal fue Vidal-Quadras, que rompió con el partido poco después de fracasar como cabeza de lista en las europeas de 2014. La dirigente valenciana y agitadora ultra Cristina Seguí también abandonó muy pronto Vox después de denunciar un caso de corrupción interna.
El auge de Vox llegó con la repetición electoral de las generales de 2019, que pasaron de 24 escaños en abril a 52 en el mes de noviembre. El siguiente objetivo fueron los comicios de Andalucía en 2022, y para conseguir unos buenos resultados apostaron por Macarena Olona. El fracaso en los resultados desató la guerra con la exdiputada y Abascal, y fue otra de las figuras más importantes del partido que plantó a Abascal y dejó la formación en agosto de 2022, alegando “motivos de salud”. Sin embargo, solo unos meses después cargó contra Abascal acusándolo de “macho alfa” y lanzó sospechas de corrupción contra la formación. Asimismo, reveló que había sufrido graves ataques de personas “que hacían loas a Hitler y que estaban en el entorno de Vox”. “Conmigo se han equivocado de cojones”, afirmó.
Los malos resultados de las elecciones generales de julio del 2023, donde los ultras perdieron 19 escaños, pasando de 52 a 33, desencadenaron la crisis interna de Vox. El terremoto estalló con la salida de otro de los históricos, Iván Espinosa de los Monteros, alegando “motivos personales y familiares”. Espinosa de los Monteros, a diferencia de su esposa, no vertió críticas contra Vox al marcharse, pero últimamente se ha dejado ver acompañado de estos críticos. Su salida destapó la lucha interna por el poder y la existencia de dos corrientes dentro del partido, el sector considerado “liberal”, que estaba encabezado por Espinosa de los Monteros, y el más “tradicionalista y ultracatólico”, representado por Jorge Buxadé, que inició su carrera política con candidaturas de Falange y está vinculado al Opus Dei. La última gran pérdida de la base original de Vox es Rocío Monasterio, que formaba parte del partido desde el 2014, el año en que Santiago Abascal fue elegido presidente de la formación por primera vez.
Las caras nuevas en la dirección de Vox
El único de los históricos que todavía se mantiene en Vox es Javier Ortega Smith, aunque ha ido perdiendo peso con el paso de los años. Secretario general del partido entre 2016 y 2022 y también vicepresidente, ahora ya solo es diputado en el Congreso y portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid. Ortega Smith ha sido el único miembro de la dirección que se ha sumado a tímidas críticas internas. Lamentó la marcha de Espinosa y señaló que algunos, sin especificar, no habían sabido reconocer al exportavoz parlamentario de Vox su “lealtad, generosidad y sacrificio”. Meses más tarde, profundizó en sus críticas a la dirección de Vox, asegurando que el partido no podía convertirse “en una agencia de colocación”. Tradicionalmente, Ortega Smith había asumido los asuntos de Interior en el seno de Vox, pero hace unas semanas quedó desplazado por el nombramiento del agente de policía Samuel Vázquez como portavoz nacional de Inmigración, Asuntos de Interior y Seguridad.
Así, Abascal está afianzando el partido con caras nuevas que han ganado peso progresivamente, como Ignacio Garriga, que en el último congreso del partido se convirtió en “número dos”, y José Antonio Fúster, exdirector de La Gaceta, del grupo Intereconomía. Uno de los que más peso han ganado ha sido Jorge Buxadé, portavoz en el Parlamento Europeo, aunque dejó de ser vicepresidente y portavoz del partido. Entre los dirigentes de Vox hace tiempo que se considera que Abascal está intoxicado por los bautizados como los “cuatro jinetes del Apocalipsis”, que en concreto son Ignacio de Hoces, negociador territorial y responsable de confeccionar las listas electorales; Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política y jefe de campaña; Kiko Méndez-Monasterio, consejero áulico de Santiago Abascal, y Gabriel Ariza, fundador de Espada Comunicación e hijo del dueño de Intereconomía.
A algunas de las caras nuevas, Abascal las ha incluido en su ejecutiva. Son los casos de exvicepresidentes autonómicos, como Juan García-Gallardo; la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Rodríguez de Millán, o el secretario general del grupo parlamentario en el Congreso, José María Figaredo. Para las elecciones europeas, Vox fichó al exdirigente de Ciudadanos Juan Carlos Girauta. Además, el partido está promocionando en el Congreso a Ignacio Hoces, del ala dura del partido.