Episodio surrealista en la declaración del president Carles Puigdemont en el juicio que se sigue contra el exconseller Miquel Buch y el sargento de los Mossos Lluís Escolà en la Audiencia de Barcelona. La Fiscalía acusa a Buch de haber contratado a Escolà como asesor de la conselleria de Interior para esconder que en realidad se dedicaba a tareas de protección de Puigdemont en Waterloo y el president estaba citado a declarar este viernes como testigo de la defensa del mosso. Era la primera vez que Puigdemont intervenía en un juicio en el estado español relacionado con el procés. No obstante, los problemas con el sonido primero, y la falta de un intérprete después, han impedido seguir con la declaración, que se ha tenido que suspender a penas empezar. Una hora y media más tarde, finalmente, se ha podido retomar.

Puigdemont declaraba por videoconferencia desde una sede judicial en Bruselas, acompañado de dos representantes de justicia belga. La declaración ha empezado con la habitual promesa del president de decir la verdad y la advertencia del juez que el Código Penal castiga el falso testimonio. Ha explicado que conocía a Buch i Escolà porque son "amigos" y ha descrito al mosso como "un patriota" que le acompañó "bastante tiempo". "Les tengo una estima muy grande", ha dicho.

Y a partir de aquí han empezado los problemas. El presidente del tribunal, José Carlos Iglesias, ha advertido que no se oía bien la voz del president y desde Bruselas se han empezado a mover los micrófonos intentando mejorar la calidad del sonido. Pero nada. En la sala no se oía bien la voz del testigo. El abogado Gonzalo Boye ha advertido que "se le oye lejos", mientras el juez, cada vez más impaciente, intentaba solventar los problemas: "vamos a ver si encontramos un mando que permita subir el tono de voz"

 

Intérprete

Una vez superados los problemas con el sonido —"aunque se oye bajo, creo que todos lo entendemos", ha explicado el juez—, se ha reanudado el interrogatorio y ha llegado el siguiente obstáculo. "Las personas de la justicia belga me piden que para ellas es imprescindible disponer de un intérprete de francés", ha advertido Puigdemont.

El juez ha asegurado que todo estaba preparado para que hubiera intérprete. Pero allí no había nadie, y las representantes judiciales han insistido en que era imprescindible que ellas pudieran entender el contenido de la declaración. La emisión se ha interrumpido y se ha parado la sesión, mientras el tribunal buscaba una salida a una situación que rozaba el ridículo.

Puigdemont hace de traductor

Al volver a la sala al cabo de unos minutos, el tribunal ha advertido que en cumplimiento de las disposiciones legales se había pedido se designara un intérprete, que estaba confirmado que habría un traductor, y que, por razones ajenas a la Audiencia, no se había materializado la petición, pero que se han hecho gestiones para disponer en la mayor brevedad posible del traductor.

Para hacerse entender ante las representantes de la justicia belga, el juez Iglesias ha pedido la colaboración de Puigdemont para que hiciese de intérprete, y ha propuesto que les preguntara si era posible que esperaran la llegada de un intérprete y, en caso contrario, dejar la declaración para el 13 de julio. Pero esta segunda alternativa no era imposible para el president, que aquel día tiene pleno del Parlamento, por lo cual se ha decidido esperar a la llegada del traductor.

A las 13 horas, finalmente, se ha podido retomar la declaración, gracias a la llegada de una intérprete que se ha encargado de traducir, no sin notables dificultades, las preguntas que se han planteado a Puigdemont.