El candidato impulsado por Cs, Manuel Valls, ha mostrado una actitud agresiva después del pleno de constitución del Ayuntamiento de Barcelona. Durante el paso de la sede consistorial al Palau de la Generalitat ha hecho repetidamente gestos a los manifestantes independentistas que protestaban, y después se ha negado a saludar al presidente de la Generalitat, Quim Torra. Además lo ha señalado incisivamente con el dedo.
La cara que ha puesto la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, apretando los labios, hablaba por sí misma.
Valls ha intentado justificar después su actitud por una crítica que le hizo el president Torra en la última sesión de control en el Parlament.
No le he dado la mano a Torra en el Palau porque su discurso en el Parlament hablando de mí como una casta fue un escándalo.
— Manuel Valls (@manuelvalls) 15 de juny de 2019
No es la primera vez que Valls pierde los nervios. El pasado enero, el ganador del Premio Josep Pla de novela, Marc Artigau, recordó en su discurso de agradecimiento a los presos políticos y los exiliados catalanes. Artigau dijo que "no podemos reescribir la realidad, pero dentro de muchos años, todo esto nos dará mucha vergüenza". Valls replicó, gritando, "¡eso ya lo veremos!". Ante la indiferencia general, se reafirmó, a gritos, con un "¡pesados!". Después se encaró a los presidentes Artur Mas y José Montilla, a la entonces consellera Laura Borràs, y la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera.
La reacción de Colau
En el momento en que Valls niega el saludo a Torra, la cara de Colau cambia y se puede ver tensión e incomodidad en sus expresiones.