Ni media hora ha durado el acto unionista de rechazo a la conferencia que el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, impartirá este lunes en una sala del Ayuntamiento de Madrid para explicar el derecho a decidir y el referéndum. El Partido Popular, acompañado de Ciudadanos, sólo ha conseguido reunir a una cincuentena de personas en una sala colosal del edificio. La ausencia del PSOE y el escaso aforo han generado la desunión de los "constitucionalistas", después de las fuertes críticas que se habían vertido a lo largo de la semana contra la alcaldesa de Ahora Madrid, Manuela Carmena.
El encuentro, bautizado con el hashtag #NoEnCibeles, ha sido introducido por José Luis Martínez Almeida, portavoz del PP en el Ayuntamiento. "No en nuestra casa, en casa de todos los madrileños. La alcaldesa nos dice con su buenismo que es una cuestión de libertad de expresión, de conflicto entre Catalunya y España. Si fuera libertad de expresión lo habrían hecho en el Senado, como se les ofrecía", se ha quejado. Pero la cuestión es que el PP y el PSOE rechazaron ceder una sala a Puigdemont en la Cámara Alta, y lo querían emplazar a la Comisión General de Comunidades Autónomas, algo que el president tampoco quería.
Así las cosas, Almeida ha insistido en que ofrecer el Consistorio es dar cobertura institucional y arropar al soberanismo, que "carece de legitimidad", y ha instado a la alcaldesa a condenar el rechazo presunto que habrían sufrido los ciudadanos catalanes que colgaron banderas españolas la semana pasada en Barcelona.
Más satírico se ha presentado el dramaturgo Albert Boadella, quien ha lamentado un presunto entendimiento entre Carmena y el independentismo, aunque la primera en ningún momento dijo que participaría del acto y finalmente ha cancelado asistencia, tras la avalancha de críticas. "Al principio yo me lo tomaba con humor y así lo reflejaba en mis obras de teatro. Pero eso es una connivencia con aquellos que se vienen ciscando en la Constitución, así de claro. Llegan aquí a explicarnos con todo lujo de detalles cómo lo harán, aunque si hubieran sido aislados, no hubieran tenido estas facilidades", ha explicado.
Ante esa tesitura, Boadella ha recordado que no había ningún miembro de los socialistas, con quien Carmena tiene un pacto de investidura en la ciudad, algo que les situaba cerca del conflicto interno en el municipio. "No entiendo por qué la izquierda está obsesionada en romper España", ha afirmado sobre la defensa del derecho a decidir de los podemitas.
Y el PP catalán, que se ha quedado solo acompañado de Cs, llegaba con una comitiva formada por la miembro de la Mesa del Congreso, Alicia Sánchez-Camacho y Andrea Levy, vicesecretaria de la formación en Madrid y miembro del Parlament. Levy ha afirmado que había una "mayoría" representada en la sala, que era aquella que estaba por la convivencia. Por eso ha cargado contra Carmena por abrir la puerta a aquellos que quieren "dividir y separar", pues hace muchos años decían aquello de "Madrid y España nos roba", situando incluso a Podemos y a los independentistas en un saco común. "Lo único que provoca el nacionalismo son derrotas, enemigos, víctimas; es el mismo discurso populista de Podemos, por eso vienen aquí, a la casa de todos", ha indicado.
La clausura del encuentro ha llegado de la mano del grupo de visitantes, que ha firmado la bandera española con dedicatorias, en algunas de las cuales se podía leer: "El nacionalismo es un accidente sexual", "Viva España", o "Por la unidad". Cada cual interpreta la libertad de expresión a su manera.