"En ningún caso quería hacer daño a ningún policía." Con estas palabras, Francesc López ha admitido que tiró tres cohetes pirotécnicos en la manifestación contra la sentencia del Tribunal Supremo, el 16 de octubre de 2019, en la Gran Vía, esquina con la calle Bruc de Barcelona, pero que no iba dirigido contra el helicóptero de los Mossos, que fue activado ante los disturbios. López ha declarado este martes en la Audiencia de Barcelona como acusado de desórdenes públicos y atentado contra la autoridad, y la fiscal ha mantenido que se le condene a 9 años y 6 meses de prisión, mientras el abogado de la Generalitat ha pedido que sea castigado a 2 años de prisión por atentado contra la autoridad. Su abogada, Mireia San Nicolás, ha pedido la absolución de López al asegurar que "su intencionalidad no era hacer daño" y que los "cohetes no tenían peligrosidad".

En sesión de este martes, antes ha declarado como testigo el piloto del helicóptero de los Mossos de Esquadra que ha explicado que aquella tarde noche la dirección les activó  para "persuadir" a los concentrados en los disturbios que había, y aquel día su función era "acercarse a la concentración a fin de que los manifestantes se apartaran de las barricadas" y que los agentes pudieran sacar los contenedores que quemaban. Ha detallado que sobrevolaron la concentración a unos 300 pies, que son unos 1.000 metros, a la altura de los terrados de los edificios del Eixample y que oyó varias detonaciones. Ha detallado que "solamente un cohete lo desestabilizó" e hizo hacer subir arriba, y que cree que detonó a unos 50 metros del aparato. A preguntas del magistrado presidente del tribunal, el piloto ha indicado que el cohete detonó bajo el aparato, aunque un vídeo aportado a la causa se ve que detona al lado derecho, y a más baja altura, en forma de palmera.

Cohetes comprados por Sant Joan

El acusado ha explicado al tribunal que compró los cohetes para Sant Joan, y que tenía el remanente en casa. Ha detallado que aquel día fue a Barcelona a ver a un amigo, y que después fue a la Gran Vía, "donde vio una manifestación festiva", aunque ha admitido que en algún cruce quemaban contenedores. En la Gran Vía, ha asegurado que lanzó los cohetes "porque había un ambiente festivo", y que en ningún caso apuntó al helicóptero porque el primero de los tres que hizo detonar, el aparato de los Mossos estaba a unos 75 metros lineales lejos de él. Sí que ha admitido que se le acercó una persona, que entendió que era un mosso de paisano, que le preguntó si tenía más cohetes y que no tiraría más. Le quedaban 2 y ha asegurado que ante el miedo a que se los sacaran, dejó el tubo que vienen con los cohetes al lado de un árbol y lo enseñó a los Mossos para hacerles entender que terminaba. "No lo detuvieron ni decomisaron los cohetes", ha apuntado su abogada en las conclusiones para insistir que no eran peligrosos.

Detenido y dejado ir

López ha explicado que al marcharse de la manifestación le gritaron que se detuviera, pero como no vio si eran los Mossos de antes no hizo caso y que "se le tiraron encima", y que no se podía mover. El abogado de la Generalitat, sin embargo, ha insistido en que se resistió e hirió levemente a un agente, y por eso también lo acusa de un delito leve de lesiones. Su abogada ha precisado que López tiene un grave problema en la columna, que le dificulta la movilidad, y ha negado la resistencia, aunque ya ha aportado al juzgado los 240 euros que se le reclama para el agente. Los dos agentes que lo retuvieron, al final, lo soltaron asegurando que los manifestantes se les acercaron y por su seguridad dejaron López, que lo detuvieron al día siguiente al ser identificar un año antes en la protesta contra la manifestación del sindicato policial Jusapol.

El juicio ha quedado visto para sentencia y el tribunal de la sección quinta tendrá que decidir si el encausado tenía esta intencionalidad de hacer daño a los tres integrantes que estaba en el helicóptero, la capacidad real del cohete, además de las agravantes de realizarlo en una protesta, usar instrumento peligroso y disfraz (llevar un caso y un pañuelo), cómo ha sostenido la fiscal.