La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, deja Twitter. Lo ha anunciado en un comunicado colgado sus perfiles de Twitter, con un último tuit, y los Facebook e Instagram, que sí que mantendrá. "Creo que Twitter hoy no me ayuda a hacer buena política y lo dejo. Seguiré en otras redes menos polarizadas y menos aceleradas", ha dejado escrito.
De hecho, Colau hacía un mes que estaba alejada de la red social del pajarito azul, después de regalarse unos días de descanso por su cumpleaños, que celebró a principios de marzo. Un parón que ahora define de "prueba piloto", la cual ha sido un "éxito". "Hay gente próxima que me decía: ¿"Tú estás loca? Con casi un millón de seguidores y dedicándote a la política... ¡No puedes dejar Twitter! No obstante, he llegado a la conclusión contraria: precisamente porque intento hacer buena política, dejaré Twitter", argumenta.
En este sentido, la alcaldesa niega que se marche de Twitter con el fin de evitar que se la critique, le pregunten cosas o le lleven la contraria cosa que asegura que "no solo no me molesta, sino que acepto y me gusta". Por el contrario asegura que lo hace porque la red ha perdido su carácter, ya que "antes" permitía con más facilidad "el diálogo y el debate", las bases de la política.
La culpa de esta transformación la atribuye a los bots y "perfiles falsos y anónimos que intoxican e incitan al odio", pero también a lo que llama "la tiranía de la presencia permanente: siempre hace falta opinar de todo en todo momento". "Entre una cosa y la otra, el hecho es que la red y el algoritmo acaban ocupando mucho tiempo y energía. Y encima la sensación es que deforman la realidad: sobrerepresenta las polémicas y los discursos de odio, te acaba casi convenciendo de que la humanidad es mala, desconfiada, egoísta," afirma Colau.
Aparte, asegura que ella es "mejor persona fuera de Twitter", asegurando que en esta red es especialmente fácil "acabar entrando en discusiones y riñas con adversarios políticos". Una situación de "ruido y confrontación estéril" que cree mejor evitar en estos momentos de crisis sanitaria y económica". A la política, dice,"le sobra ruido, testosterona y proclamas de tuit fácil, y necesita más empatía, complejidad, escucha, pedagogía y matices".
Concluye asegurando que después de unas semanas, no se ha perdido nada y que a pesar de perder capacidad de incidencia a corto plazo, después de unas semanas sin Twitter tiene "más confianza en la humanidad, veo más lo que nos une que lo que nos separa, y he dedicado más tiempo a leer, pensar y escuchar directamente a la gente, no a través de un tuit, sino hablando". Así que considera un acto de "coherencia" con su compromiso político dejar la red. "Para que el amor gane al odio, arrivederci Twitter", escribe para cerrar.