Este martes, nuevo programa en 8TV de Cel·la 61. A las 21.45 horas, Josep Rull conversa con un chico que entró en prisión por "un error de juventud". El invitado es Dani Hurtado, la persona más joven que se entrevistará al programa. Se reencuentran después de dos años sin verse y lo hacen en el barrio de la Fontsanta de Cornellà de Llobregat, donde vive Dani. Se conocieron en el taller de teatro de Lledoners, donde el invitado entró con solo 22 años por haber cometido "un error de juventud". Ahora, únicamente tiene que ir a dormir al Centro Abierto. En el episodio de este 24 de mayo, el invitado explicará lo que vivió en la prisión, desde que entró hasta que consiguió el tercer grado.

Rull casi no sabe qué decir ante el relato de Dani: "Estaba en un momento de mi vida un poco delicado, es verdad que no tenía la cabeza donde la tenía que tener. No solo cometí un error, cometí muchos. Encontré un trabajo que me gustaba y me vi remunerado muy bien. Un chico de 19 años que puede ganar 500, 600, 700, 1200 euros en una semana... Te conviertes en un potro salvaje, a 150 kilómetros por hora y sin parar. Se cometieron muchos errores, considero que tuve una época de balilla total. Por este pequeño error de poder celebrar un cumpleaños nos encontraron unas sustancias que claramente no teníamos que llevar. Desde aquel día, todo empezó a cambiar. Recuerdo el registro en la portería, como me hicieron desnudar, como me encontraron cinco gramos... Te piensas que ya está, que es un susto, que no pasa nada y que mañana será otro día. No".

 

La experiencia del invitado a la prisión fue muy dura, sobre todo al principio. Y es que no fue a un módulo definitivo, sino a uno "por gente que se tiene que desintoxicar". "Fue la mía peor semana. No llegó a la semana, fueron cuatro noches. No me oía identificado por nada. El primer día fui a llenar una instancia, para los números de teléfono. Recuerdas que para poder hablar con un familiar, tienes que llenarla, te lo aprueban o no... Bien, la entregué al funcionario y el funcionario ni la miró. Me miró de arriba abajo y me dijo: '¿Qué haces aquí?' Eso querría saber yo, qué hago aquí. A mí me habían dicho que iba al módulo dos", explica. Rull intenta entenderlo y responde: "La sensación es de zombis". "Es The Walking Dead, literalmente", dice Dani. "Me senté en el banco las tres primeras horas y dije qué haré aquí once meses. ¿Once meses, qué hago aquí? No hay gente jugando al ping-pong, no hay gente haciendo deporte, no hay gente en el gimnasio... Eran sesenta presos, de los cuales unos cincuenta estaban en los talleres trabajando y se quedaban en el módulo una decena de personas. ¿Qué haces durante todo el día? Me angustié muchísimo, Josep", confiesa.

 

A la angustia de los primeros días, hay que sumarle el miedo de las cosas que pasan a la prisión. Dani relata una pelea que vio un día: "Era una pelea ajena. Hasta que no acabé de escuchar las últimas veces, no salí. Fue muy rápido, quince segundos. Salí y había un pequeño grupo y me quedé boquiabierto. Hacía dos semanas que estaba en el penal, al cabo de dos semanas de estar en el módulo, es decir, un mes. Tres o cuatro me señalaban como diciendo 'él también tiene la culpa'. Yo no vi absolutamente nada. Solo salí y vi al preso que había recibido echado al baño".

 

No toda la experiencia es mala. Dani ofrece una brizna de esperanza y optimismo: "Dentro he vivido lo peor, pero también lo mejor. He tenido compañeros que en los 23 años de mi vida anterior no me han preguntado si me falta leche o si me falta comer. Allí dentro me lo han dicho. ¿Antes de cerrarnos las puertas, alguien decía 'escucha Dani, te falta alguna cosa? Galletas o lo que sea'. El intercambio era la comida, los cigarrillos, las claves... Había un compañerismo, una amistad en un periodo de tiempo. Tú te hablas con unos diez o doce. Yo me hablo con un cinco o seis. Todavía sigo en contacto porque en el peor de nuestros momentos nos conocimos, nos dimos apoyo y nos jugamos un desayuno a ver a quién salía primero de allí dentro. Es eso, Josep, hay humanidad allí dentro".

 

La conversación con Dani es la tercera que Rull mantiene en el programa de 8TV Cel·la 61. Anteriormente, había hablado con Jordi Turull y otros presos políticos, así como con un viejo conocido de la prisión en el primero de los episodios. "El programa no va de prisiones, sino de personas", manifestó Rull durante la presentación del proyecto.