Quien fue presidenta de la Comunidad de Madrid con el PP, Esperanza Aguirre, aprovechó su cargo para venderse un Goya y evitar los trámites de protección de este cuadro como un bien cultural que le hizo ahorrarse todos los impuestos añadidos. El Goya en cuestión pertenecía a la familia de su marido, Fernando Ramírez de Haro, que lo heredó cuando se murió su padre Ignacio, según informa elDiario.es.
Los hechos ocurrieron en el 2012, en pleno mandato de Aguirre y hasta entonces, desconocían que tuvieran un Goya luciendo encima de la chimenea de su casa. El retrato es a Don Valentín Bellvís de Moncada y Pizarro, una obra inédita del pintor aragonés considerado por los comisarios de la National Gallery de Londres como uno "de los mejores retratos de Goya que ha estado oculto a la luz pública". Francisco de Goya lo habría pintado entre el año 1795 y 1800, justo en el periodo de su mayor éxito de toda la carrera.
El sorprendente comprador
Aguirre y su marido decidieron venderlo por la vía directa. El comprador fue uno de los mejores amigos del rey emérito, Juan Carlos I, el empresario Juan Miguel Villar Mir. Este fundador de la constructora OHL habría vendido posteriormente el retrato al Banco Santander, aunque él lo niega. Lo que sí es evidente es que evitó hacer los trámites de compra necesarios como hacerlo constatar en el Ministerio de Cultura español que lo habría regularizado.
Cuando se efectúa una compra así y se notifica al Gobierno, el Estado es quien tiene el último derecho de tanteo ya que se considera un bien de interés cultural. Villar Mir, uno de los empresarios históricos y galardonado con todos los reconocimientos por Juan Carlos cuando reinaba, también está relacionado con los negocios fraudulentos del emérito e imputado por la financiación de la caja B del Partido Popular como sospechoso por haber participado.
¿Qué se ahorró Aguirre?
Aguirre se habría ahorrado los impuestos y, lo más importante, evitó que el comprador fuera el mismo Estado o que este lo reconociera con lo cual el precio del valor final baja porque pasaría a ser declarado bien de interés cultural. Ni ella, que previamente venía del ámbito de la concejalía de cultura, ni ningún miembro del partido popular como el entonces ministro de Cultura Ignacio Wert, hicieron nada al respecto. El Partido Popular, que mandaba en la Comunidad y el Gobierno, pasaron por alto este Goya.
Cuando una obra de arte está catalogada como 'Bien de Interés Cultural' no paga, en teoría, más impuestos con su venta. La 'pérdida económica' es que si la obra está protegida y, por lo tanto, es un valor transparente para el Estado, la ley obliga a hacer los trámites de compraventa con todo el detalle y las tasaciones oficiales y facilitarlas a los organismos públicos. De entrada, la información es pública y todo el mundo tiene acceso al precio real, de aquí derivan las tasas extras.
Para más inri, quien tenía la obligación de llevar a cabo todos estos trámites era el mismo gobierno de la Comunidad de Madrid, a quien se delegan estas acciones para cada comunidad autónoma. Una función que tendría que haber ejecutado Aguirre como presidenta y omitió sus obligaciones. No sólo eso, sino que se lucró de la venta directamente tal como figura su nombre y el de su marido en el trámite con Villar Mir.