La justicia argentina ha acusado formalmente a cuatro sacerdotes que ocuparon la cúpula del Opus Dei entre 1991 y 2022 de los delitos de tráfico de personas y explotación laboral. En concreto, la justicia federal argentina hace referencia a una estructura que reclutó al menos a 44 mujeres pobres, la mayoría de ellas cuando eran niñas y adolescentes, y las sometió a "condiciones de vida equiparables a la servidumbre" durante cuatro décadas, entre 1972 y 2015. En el 2021, 43 mujeres de entre 40 y 50 años denunciaron que la congregación religiosa las captó y las hizo trabajar gratis como trabajadoras domésticas. Todas declararon que fueron engañadas con promesas, que tendrían un hogar y podrían ir a la escuela. La realidad era otra, y se dedicaron a planchar, cocinar y limpiar para satisfacer, "sin recibir un salario", las peticiones de los miembros del Opus Dei en Argentina y en el resto del mundo. Los acusados ocuparon la rectoría general de la congregación: Carlos Nannei (1991-2000), Patricio Olmos (2000-2010), Víctor Urrestarazu (2014-2022), y el sacerdote numerario que dirigió la rama femenina de la organización, Gabriel Dondo. Existe un quinto exvicario regional, Mariano Fazio, pero que no aparece a la acusación, pero también se solicitó que esté incluido, ya que era la máxima autoridad de la institución entre 2010 y 2014. Actualmente, este sacerdote forma parte del gobierno municipal del Opus Dei y vivo en Roma.
La acusación judicial
El texto de la Fiscalía argentina indica que el Opus Dei captó a las denunciantes cuando tenían entre 12 y 16 años utilizando un plan que "consistía en presentar una propuesta falsa relacionada con la posibilidad de continuar y completar sus estudios primarios y secundarios, así como recibir formación profesional para obtener oportunidades laborales, todo eso en un contexto de enseñanza religiosa". En cambio, las víctimas denuncian que gran parte de sus vidas la destinaron al servicio doméstico "enfrentando jornadas laborales agotadoras sin recibir salario". Además, añadieron que en algunos casos "incluso recibían una remuneración que tenían que devolver a aquellos a cargo de los lugares donde residían. No teníamos más que la posibilidad de un descanso efectivo ni del respeto a cualquier otro derecho laboral, quedando atrapadas en una superestructura desprovista de derechos sin control ni ninguna supervisión que perduró por años". Sin embargo, la investigación liderada por el juez Daniel Rafecas, habla de 44 casos de explotación, pero analiza solo 4 que se podrían enmarcar bajo la Ley de Tráfico, ya que la norma entró en vigor en el 2008 y la mayoría de ellas ya estaba fuera de la institución.
La denuncia también incluye los métodos de adoctrinamiento a los que fueron sometidas las mujeres que estaban en los centros del Opus Dei, que se fundamentaban en la manipulación psicológica, un rígido sistema de creencias y uno "disciplinario mediante elementos de castigo". Entre las "normas de vida" que tenían que seguir estas mujeres se incluía la obligación de castidad, la ruptura de todos los lazos familiares y con el exterior, las revisiones de salud, que incluían el suministro de medicación psiquiátrica, un sistema de charlas, confesiones y oraciones.
El Opus Dei niega las acusaciones
Ante la situación generada por la denuncia en Argentina, el Opus Dei ha salido al paso y ha negado "categóricamente" las acusaciones. A través de un comunicado, la institución ha indicado "en relación con la acusación conocida en los medios de comunicación en las últimas horas, referida a la situación personal de un grupo de mujeres mientras fueron parte de la institución, negamos categóricamente las acusaciones de tráfico de personas y explotación laboral". El texto sigue afirmando que "vemos con pena y sorpresa que, habiendo iniciado el reclamo por inconsistencias en aportaciones provisionales y laborales mientras fueron parte del Opus Dei, la acusación —según lo reportado por los medios— se refiere ahora a una persona que afirma ser víctima de tráfico de persona y de explotación laboral. La impresión es que para construir esta denuncia se realiza una descontextualización completa de la formación que recibieron algunas de las mujeres del grupo y la vocación que escogen libremente las numerarias auxiliares del Opus Dei".
"El Opus Dei ha respetado siempre la voz de las mujeres, y muestra de eso es la creación de múltiples canales y herramientas para la escucha, el diálogo y la sanación a las que algunas de las mujeres del grupo se han acercado y han manifestado que no compartían las acusaciones graves que se han formulado", añade el comunicado del Opus publicado en su portal web.