El jefe de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, nunca ha sido citado a declarar en sede judicial por el caso Volhov desde que el juez Joaquín Aguirre ordenó su detención en octubre del 2020. Durante este tiempo Alay se ha convertido en la vía de Aguirre para perseguir a Puigdemont, pero la actitud del juez no ha pasado desapercibida. Hace dos años la fiscalía anticorrupción le obligó a cerrar una pieza contra Alay sobre la supuesta trama rusa advirtiéndole que su investigación corría el riesgo de ser prospectiva. No obstante, la instrucción de Volhov siguió eternizándose, hasta que el pasado 4 de junio la Audiencia de Barcelona tumbó la última petición del juez para prorrogar la investigación y le reprochó que pidiera más tiempo después de que durante meses no había hecho nada. A pesar de la decisión de la Audiencia, el juez insiste y este viernes anunció la apertura de una nueva pieza del caso Volhov para perseguir a Puigdemont y a Artur Mas por un delito de traición junto a 11 personas más, entre las cuales Alay.
Ante la falta de requerimiento del juez para recoger su versión, en diciembre del 2020 Alay decidió dejar escrita con registro notarial su declaración sobre las razones de los viajes que hizo a Moscú. El objetivo era, como detalla el notario, ponerlas a disposición del juez cuando este lo reclamara. Según estos documentos, a los cuales ha tenido acceso ElNacional.cat, las visitas a la capital rusa tenían que ver con su trabajo de director de la oficina de Puigdemont, pero también con una investigación historiográfica, dado que trabaja también como profesor de historia contemporánea en la Universidad de Barcelona.
Viaje a Moscú
En el relato que expuso ante notario hace casi cuatro años, Alay ya detallaba los tres viajes a Moscú que Aguirre el viernes pasado revelaba en su escrito y señalaba como base de las acusaciones sobre supuestos contactos con dirigentes rusos para conseguir su apoyo para la independencia de Catalunya. Las pruebas notariales, sin embargo, hacen un relato muy diferente. El primer viaje se produjo en marzo del 2019, entre el 6 y el 8 de marzo. Alay explica que viajó como responsable de la oficina de Puigdemont para "estudiar la posibilidad de celebrar una conferencia en Moscú y conocer de primera mano algunos medios periodísticos rusos que habían mostrado su interés por entrevistarlo, como el Komsomolskaya Pravda".
Detalla, además, que en aquel viaje de casi tres días pronunció dos conferencias tituladas Tíbet and Inner Asia: from de Great Game of the 19th century to the present y Catalonia and Russia, Cultural and Historical Relations, que se celebraron en la Universidad Académica Estatal de Humanidades el 7 de marzo. Alay explica en el texto que quien era el rector de aquella Universidad, Denis Valerevich Fomin-Nilov, se encargó de la presentación, y que al acabar el acto académico comentó con varias personas diferentes aspectos de su exposición.
Libro de espías
Detalla que en el transcurso de estas conversaciones le propusieron la idea de publicar en Barcelona algunos libros escritos en ruso, entre los cuales La mujer que sabía guardar secretos, que se publicó en Moscú en agosto del 2019 y que narra la historia de dos agentes rusos infiltrados en los Estados Unidos. El tema le interesó especialmente porque ya había investigado el caso de las hermanas catalanas Brufau-Civit, refugiadas en la URSS después de la Guerra Civil, que durante décadas actuaron como agentes de la KGB y a la cuales había citado en su conferencia, por lo cual decidieron continuar las conversaciones.
En este viaje todavía tuvo tiempo para visitar el Archivo Estatal de la Federación Rusa dónde examinó documentación relacionada con los presidentes Francesc Macià y Lluís Companys, así como con las hermanas Brufau-Civit, procedentes de los antiguos archivos del Komintern.
Nuevos viajes
Alay hizo dos viajes más a Moscú, que quedaron reseñados en el documento notarial, el 15 de junio del 2019 y el 13 de febrero del 2020. Explica que fueron a título particular y que después del segundo viaje hizo llegar a una editorial con sede en Barcelona su opinión favorable a publicar el libro a La mujer que sabía guardar secretos, en catalán y en castellano. Esta editorial no aceptó la publicación, por lo cual contactó con la editorial Símbol Editors para publicar el libro en catalán. El proyecto prosperó y dada la temática de la obra enmarcada en la Guerra Fría y sus conocimientos de ruso, la editorial le propuso que se encargara de la traducción al catalán.
"Decidí aceptar el encargo, ya que era una cantidad económica compatible con mi cargo profesional y, para un mejor trabajo de traducción, recopilé una gran cantidad de documentación, material bibliográfico y archivos sobre la materia", explica Alay, que añade que este trabajo provocó que se reuniera con varias personas de origen ruso para consultarles giros y conceptos "que siempre es más profesional introducir adecuadamente en una traducción de estas características". Lo que Alay no sabía en aquel momento, es que el relato de espías que aparece al libro se acabaría convirtiendo, por error, en parte del informe de la Guardia Civil que lo interpretó como indicios de la supuesta trama rusa. De hecho, el propio juez Aguirre en su escrito del viernes insiste en que el responsable de la oficina de Puigdemont había tenido contactos con la pareja de exmiembros del servicios de inteligencia rusos Elena Vavilova y Andreu Berzukov, pero no explica que Vavilova es la autora del libro autobiográfico que tradujo Alay.
Material bibliográfico
Junto con la declaración ante notario, Alay dejó especificado que su abogado disponía de copia de todo el material bibliográfico que había reunido durante estas visitas a Moscú, con lo cual puede acreditar todo lo que había expuesto.
En el texto el director de la oficina de Puigdemont explica que había decidido dejar constancia documental de sus actividades ante lo que describe como el intento de "criminalizar toda la actividad relacionada con el president Carles Puigdemont". Asimismo explica que desde el mes de marzo del 2019 había estado sometido a seguimientos por parte de miembros "altamente formados de algun grupo parapolicial de origen español". Asegura, además que el seguimiento más evidente, tuvo lugar en Ginebra en diciembre del 2019, por lo cual los servicios de seguridad suizos le ofrecieron protección en su siguiente visita a Ginebra, el mes de enero del 2020.