En menos de un mes y medio ha habido en Barcelona 7 muertes violentas, y eso ha disparado todavía más las alarmas en la ciudad, que ya las tenía encendidas desde hacía meses. La inseguridad se ha disparado durante el mandato de Ada Colau como el principal problema de los barceloneses, cosa que no pasaba desde hacía 10 años. De hecho, los Comunes han cedido esta cartera a los nuevos socios de gobierno municipal y ahora los socialistas, con Albert Batlle al frente, tratan de revertir la mala imagen, de momento sin éxito. El propio teniente de alcalde de seguridad ha reconocido este miércoles que hay una "crisis de seguridad".
Desde que Ada Colau se marchó de vacaciones el 5 de agosto, cuando ni ella ni más de la mitad de su grupo se presentaron en el pleno extraordinario sobre los atentados del 17-A, la alcaldesa guarda silencio. Ni una declaración ni un tuit. El encargado de intentar calmar los ánimos ha sido Albert Batlle. A pesar de admitir que se trata de una situación crítica y preocupante y que los datos pueden parecer muy espectaculares, ha pedido "uno análisis sereno y responsable". El máximo encargado de la seguridad en Barcelona desde hace exactamente dos meses ha asegurado que es un problema reversible.
Batlle ha explicado que el conjunto de los delitos han crecido un 9% el último semestre, pero ha añadido que los delitos más graves contra las personas han bajado un 1,27%. Al mismo tiempo, ha sacado pecho de las últimas operaciones llevadas a cabo por la Guardia Urbana en coordinación con los Mossos d'Esquadra con los narcopìsos, un problema que prácticamente ha desaparecido y que se ha convertido en "un hecho residual", ha afirmado, porque "las cosas se están haciendo bien".
En las últimas 24 horas ha habido cuatro apuñalamientos en Barcelona.