Nuevo giro en la carrera de Albert Rivera. El exlíder de Ciudadanos, montará una consultora para la intermediación entre empresas y poderes públicos, junto con su excompañero de partido, José Manuel Villegas. Según ha adelantado este jueves The Objective, este es el nuevo camino profesional de Rivera, descartando así la creación de un bufete de abogados propio después del batacazo en el despacho Martínez-Echevarría. El citado diario sitúa la sede de la nueva sociedad en Madrid y se dedicará a hacer lobby entre instituciones y gobiernos, tanto del Ejecutivo central como de instituciones autonómicas o locales, en función de las solicitudes que reciban.
La hoja de ruta de Rivera será similar a la de la consultora Acento, que fundó al exministro socialista, José Blanco, el año 2019, y que contó con el apoyo de antiguos altos cargos del PSOE y PP. Según se detalla en la publicación, esta empresa, Acento, se define como un "agente para ayudar en el mundo corporativo, a instituciones y a los gobiernos" y se dedica a hacer tareas de lobbista y "defender los intereses legítimos de nuestros clientes". Esta, pues, es la línea que quiere seguir Rivera para su consultora. Hay que recordar que Ciudadanos fue el primer partido que exigió regular a través de una ley el régimen de los lobbies. La primera iniciativa de la formación naranja para crear un registro de lobbistas y lobbies de carácter electrónico, público y gratuito, que quedaría adscrito al Consejo de Transparencia, se sitúa el año 2016.
Polémica con Martínez-Echevarría
El mes de febrero, Albert Rivera abandonaba el despacho de abogados donde había empezado a trabajar después de abandonar la política, ocupando el cargo de presidente ejecutivo. Siguiendo sus pasos, José Manuel Villegas, vicepresidente ejecutivo y exnúmero dos de Ciudadanos, también abandonaba su posición. La contratación de Rivera fue en clave de relaciones públicas, más que de gran gestor. El mismo Rivera aseguró que no asumía una "presidencia real, sino ejecutiva", sin embargo, en el sector jurídico lo veían como un "abridor de puertas" más que como un gestor efectivo de la organización de un gran bufete. La apuesta era arriesgada, y grande, ya que tenía un gran potencial, con muchos contactos, popularidad y trayectoria. A partir del anuncio de su marcha empezó la batalla entre el bufete y el exlíder de Ciudadanos. Días después de renunciar a su cargo, Rivera envió un correo electrónico para comunicar a Martínez-Echevarría la decisión de resolver su contrato a efectos de este mismo momento. Tanto Rivera como el exnúmero dos de Cs, acusaban el despacho de incumplimiento de contrato, tanto con respecto al rol que se les había prometido como con respecto a la falta de pago de una parte del capital de Right Option, la sociedad que hay detrás del bufete.
Según afirmaba el despacho Martínez-Echevarría el papel de Rivera había sido "un fiasco": "Su aportación ha sido ninguno ni una y su implicación, nula". A pesar del desastroso trabajo de lo ex de Cs, los representantes de Rivera han reclamado en el bufete el abono de la totalidad del contrato firmado. Es decir, todas las cantidades que le deben en concepto de retribución y las futuras hasta marzo de 2025, aunque haya sido él mismo quien ha renunciado al cargo. Además, exigen una estimación del variable que le habría correspondido hasta entonces.