El alcalde de Coripe, el socialista Antonio Pérez, ya tenía en mente el año pasado que el muñeco que se tenía que quemar en la Quema de Judas era el del president en el exilio, Carles Puigdemont.
El muñeco que se quemó en la Semana Santa del 2018 fue el de la asesina confesa del niño Gabriel Cruz. Antonio Pérez pidió entonces perdón a la familia del niño por el alboroto que eso supuso y dijo que él se pensaba que "el muñeco quemado sería Puigdemont". Mientras se quemaba la figura, se podía oír entre el público gritos en referencia a Carles Puigdemont.
El Movimiento contra la Intolerancia denunció ante la Fiscalía de Delitos de Odio que en la fiesta de la Quema de Judas se hicieron "vejaciones racistas y violentas" contra un muñeco que representaba a Ana Julia Quezada, presunta asesina de Gabriel Cruz.
El Domingo de Resurrección es tradición hacer en Coripe la Quema de Judas, un linchamiento público de un muñeco que representa a un personaje conocido que haya hecho una mala acción el último año. La elección del personaje la hacen las familias de los alumnos de segundo de ESO del instituto del pueblo para recoger fondos para el viaje de final de curso.
Este año, la catalanofobia y el odio extremo han invadido las calles de Coripe y han convertido al president en el exilio Carles Puigdemont en el protagonista de la fiesta.