Un buen número de alcaldes históricos no se presentarán a las elecciones municipales de este domingo 26 de mayo, entre ellos, quizás de los más representativos, Lluís Tejedor, alcalde del Prat de Llobregat por ICV desde 1982 cuando asumió el cargo en sustitución de Antonio Martín Sánchez, muerte en accidente de tráfico. Desde entonces ha ganando nueve elecciones consecutivas y dice que termina "orgulloso" del trabajo hecho y convencido de que es el momento de ceder el relevo a las nuevas generaciones. "No estoy quemado. Me marcho porque tengo la necesidad social, política y personal de hacerlo," destaca.

En estas elecciones tampoco optarán a la reválida alcaldes históricos como Martí Carnicer (PSC) en el Vendrell; Josep Poblet, hombre fuerte de la antigua Convergència en Vila-seca, o el también convergente Valentí Riera, de Aguilar de Segarra.

Lluís Tejedor

Lluís Tejedor afronta los últimos días como alcalde del Prat de Llobregat "sin arrepentirse de nada" de lo que ha hecho en los últimos 37 años porque ve que "la gente está contenta de vivir en el Prat". "Modestamente, tengo la satisfacción de pensar que hemos hecho un buen camino viendo cómo era el Prat del año 82 y cómo está ahora", señala en una entrevista con la ACN.

Llegado el momento de marcharse, Lluís Tejedor confía en que el trabajo de equipo que han hecho en el Prat durante todos estos años dé sus frutos y que su sustituto, Lluís Mijoler, hasta ahora concejal de Economía, Transparencia y Buen Gobierno, pueda tomarle el relevo. "No creo que en aquello de las personas insustituibles porque no es verdad. Las personas son importantes, pero lo son más las propuestas y el trabajo colectivo", apunta.

Por último, Tejedor dice confiar en que los vecinos del Prat se aíslen del actual contexto político catalán y que a las elecciones municipales voten en clave local y no de país. A pesar de reconocer que el procés y la situación excepcional que vive Catalunya pueden influir en los resultados, dice confiar "en el sentido cívico de la ciudadanía". "Si durante nueve legislaturas los vecinos del Prat han demostrado que saben diferenciar cuando votan en unas generales o autonómicas o uno unas municipales, por qué ahora tiene que ser diferente," ha cuestionado.

Martí Carnicer

En el Vendrell, el socialista Martí Carnicer abandonará el despacho de Alcaldia cuando haga 40 años que entró por primera vez. En cuatro décadas, ha ejercido de alcalde en dos etapas (1979-1995 y 2011-2019), ha sido diputado en el Parlamento (1984-2006) y también ha liderado la Secretaría General del Departamento de Economía y Finanzas del Gobierno (2003-2010). Se marcha "satisfecho" pero incómodo con el actual sistema electoral, y defiende que habría que adaptar la ley a la fragmentación política que viven ahora los ayuntamientos. Propone, por ejemplo, instaurar un sistema de doble vuelta en que los votantes puedan escoger pactos cerrados entre la primera y la segunda votación.

Recuerda que en 1979 en el Vendrell crearon un gobierno de unidad entre los cinco partidos que consiguieron representación, con una fórmula que se mantuvo hasta 1985. "Echo de menos que se haya perdido la capacidad de hablar los temas sin crispación y sin poner los posicionamientos políticos por delante de las necesidades locales", apunta. Se refiere principalmente a la afectación que ha tenido el procés independentista catalán, que lamenta que haya "influido" en el día a día de los partidos locales creando "líneas rojas" que no tienen relación con la política municipal.

Josep Poblet

Después de 26 años en la alcaldía de Vila-seca (Tarragonès), Josep Poblet también se retira de la política. Considerado uno de los hombres fuertes de la antigua Convergència en la demarcación, había ganado por mayoría absoluta elección tras elección, desde que asumió el cargo el año 1993. Dice que está viviendo un despido feliz y que se lleva aquella satisfacción del trabajo bien hecho. Unir los tres núcleos de población que conforman Vila-seca y dotarlos de equipamientos ha sido su máxima prioridad. "He podido hacer todo lo que quería, me marcho sin ningún pesar", manifiesta Poblet, que también se las ha visto magras en determinados momentos de su trayectoria política. Tuvo que afrontar la tabla segregación de los términos de Vila-seca y Salou y hasta dos crisis económicas.

Poblet, que también deja la presidencia de la Diputación de Tarragona, cree que ha llegado al final de su ciclo político. Niega que sea por desgaste ni tampoco para que no sintonice con la nueva línea política del PDeCAT. Pero no se esconde de reconocer que él "nunca habría deshecho Convergència", para decirlo "lisa y llanamente", expresión muy propia de Poblet. Cree que el proyecto pro independencia y la tensión con el Estado ha perjudicado el partido, dejándolo "debilitado" y "sin liderazgo". Se proclama defensor del soberanismo y por una solución dialogada donde se imponga el "juicio de unos y otros". "Yo no quiero que Catalunya sea Albania", pone de ejemplo, como país aislado y desconectado de Europa. "No siento ni desencanto ni discrepancia, pero sí preocupación", confiesa.

Albert Batet

También abandona la política municipal al alcalde de Valls, Albert Batet. En su caso, para dedicarse exclusivamente a las funciones de portavoz del grupo de Junts per Catalunya en el Parlamento de Catalunya. Ha estado dieciséis años en el Ayuntamiento, once de los cuales de alcalde. "Estoy enormemente agradecido por la confianza recibida por parte de los ciudadanos", señala Batet, que a pesar de está decidido a hacer el cambio asegura que lo ha meditado bastante. "Cuando has dedicado los mejores años de tu vida a un proyecto tan vital y emocional como es una alcaldía no es una decisión fácil de tomar", explica.

Con el incremento de responsabilidades que ha asumido desde hace unos meses en el Parlamento reconoce que no ha sido fácil compaginar los dos trabajos y que a largo plazo "no es compatible". Por esta razón afirma que ha tomado la decisión "convencido de que es el mejor por la ciudad" y se muestra confiado en las capacidades de Dolors Farré, actual concejala y cabeza de lista de Juntos por Valls. A ella le recomienda "que escuche la ciudadanía". "Eso no va de un poder divino; eso va de un pueblo maduro, de una ciudadanía apoderada que sabe qué proyectos y dificultades tenemos y que tiene confianza a unos políticos para que los gestionen", apunta. Según él, este ha sido su talante y cita sus principales eslóganes, que ha repetido a lo largo de los años: "Valls somos todos; conviene cerrar filas para poner Valls más arriba y Valls primero".

Albert Batalla

El alcalde de la Seu d'Urgell, Albert Batalla, es otro de los alcaldes catalanes que no optan a la reelección. En su caso, hizo pública su decisión ahora hace un año porque considera que después de dieciséis años en el consistorio, de los cuales once como alcalde, ha llegado el momento de hacer el relevo. "Es un espacio de mucha exigencia", afirma, para seguir explicando que cree que hace falta que entre una persona con muchas "ganas y esfuerzo" y que este tipo de acciones se tienen que llevar a término por "salud democrática".

Batalla no tiene claro qué hará en un futuro pero ha decidido que después de ayudar en el traspaso en el nuevo equipo de gobierno que surja de las elecciones municipales quiere disponer de un mes de vacaciones para "reflexionar". En este sentido, considera que el aprendizaje que ha adquirido durante su etapa de alcalde la ayuda a no tener "miedo" a afrontar nuevos retos. "Lo haré con mucha ilusión y mucho empuje", asegura.

Valentí Riera

El alcalde de Aguilar de Segarra, Valentí Riera (CiU), termina después de 40 años. Ha sido el único alcalde de este pequeño municipio bagenc, de poco más de 270 habitantes, desde las primeras elecciones democráticas. De hecho, Riera es el alcalde más antiguo de la Catalunya Central, y uno de los cuatro de todo Catalunya que lo son de forma sostenida desde 1979. A sus 76 años, el alcalde se marcha "satisfecho" por el trabajo hecho y convencido que le ha llegado la hora del relevo.

El alcalde, que ha decidido dejar el relevo al actual teniente de alcalde, Pere Aliaguilla, reconoce que ha gobernado siempre cómodamente, ya que nunca ha tenido oposición. También lo ha hecho sin recibir ninguna retribución a cambio. Sin embargo, asegura que esta última legislatura ha sido, sin duda, "la más complicada" debido al actual contexto político y social que vive Catalunya. Favorable a la independencia, Riera reconoce que la situación lo hace sentir impotente y, entre otros, este ha sido uno de los motivos por los cuales ha decidido poner punto final en su alcaldía después de cuatro décadas.