El viaje de las jugadoras de la selección a Ibiza para celebrar el Mundial ha protagonizado parte de la cuarta jornada del juicio contra Luis Rubiales, Jorge Vilda, Albert Luque y Rubén Rivera por el beso no consentido a Jenni Hermoso en el Mundial femenino de 2023 y las presiones posteriores para que lo minimizara. Ha testificado Ana Ecube, amiga de la jugadora, que estuvo presente en los días que las futbolistas estuvieron en Ibiza. Uno de los capítulos que ha narrado con más detalle, y que es la base de la acusación a Albert Luque, ha sido una conversación que mantuvo con él en la recepción de un hotel en el que estaban viendo el atardecer. El entonces director deportivo de la selección masculina quería hablar con Jenni Hermoso, pero la jugadora se negó en repetidas ocasiones y acabó siendo su amiga la que bajó para escucharlo. “Si nos ayudáis, ya sabes que Luis devuelve muy bien los favores y no os va a faltar trabajo”, le dijo Luque a Ecube en un momento de la conversación. “No te equivoques conmigo, que yo tengo trabajo”, contestó ella, que interpretó que “si conseguía que Jenni hablara, tendrían un favor preferencial” con ellas. “Me pareció vender mi alma al diablo”, ha remachado. Un rato antes de la conversación, Jenni Hermoso había dicho a Albert Luque por WhatsApp que no iba a hablar con nadie. A pesar de ello, él se presentó en el hotel donde las jugadoras pasaban el atardecer y Rubén Rivera, que también está acusado de coacciones, pidió “varias veces” a su amiga que la convenciera para que hablara con él. Finalmente, fue Ana Ecube quien bajó.

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La conversación había empezado con Ana Ecube dejando claro a Albert Luque que Jenni Hermoso no accedería a hablar con él: “Está muy nerviosa, la estáis agobiando y no va a bajar”. “Vengo en calidad de amigo”, la respondió Luque, que no convenció a la amiga de la jugadora: “Si fueras su amigo, entenderías que necesita su tiempo y necesita descansar. Igual no vienes de amigo. Igual vienes de parte de la Federación. Como amigo, tienes que respetar su espacio”. Y fue muy duro con él: “Estamos todos aquí por vuestra culpa. Si Rubiales pide perdón cuando hace el primer comunicado, baja un poco la situación. Pero estáis muy nerviosos porque sabéis que si Rubiales se va, os vais todos a la calle”. Ecube bajó a hablar con él a pesar de que Jenni Hermoso le había pedido que no lo hiciera. “Me sabe mal que te estén molestando a ti, no has venido para esto”, le había dicho a su amiga. “Si no estás disfrutando del viaje, que es para vosotras, yo tampoco voy a estar bien. He venido para estar contigo”, replicó Ecube, que quiso ganar tiempo: “‘Voy a bajar, hablo con él y ganamos tiempo para que te dejen tranquilo’”. “Veíamos que no iban a parar hasta que consiguieran que hablara. […] Estaba cabizbaja, casi no hablaba. Es una persona muy alegre, y se echó a llorar”, ha reconocido delante del juez.

Ana Ecube ha señalado que el entorno en Ibiza era “bastante hostil” y ha lamentado que Albert Luque estaba “claramente posicionado al lado de Luis y no de Jenni, que era la víctima”. En todo ese tiempo, la jugadora vivió una “montaña rusa de emociones”, ya que “intentaba disfrutar del viaje y de las compañeras, pero era consciente de lo que había pasado”, ha verbalizado su amiga. “Estaba preocupada porque veía que, de todo el entorno que debía protegerla, nadie le estaba ayudando, estaba sola. No hubo ni una sola persona de la Federación que se preocupara por Jenni”, ha reprobado Ecube a preguntas de María Josefa López, abogada de la Asociación de Futbolistas Españoles, que está personada como acusación popular.

La insistencia de Rubén Rivera: “No sabía como decirle que no más veces para que la dejara tranquila”

Otro de los acusados por coacciones es Rubén Rivera, que era director de marketing de la RFEF en 2023. Él fue quien presionó a Jenni Hermoso para que atendiera una llamada desde Madrid para responder a unas preguntas para el informe de Integridad, a lo que ella finalmente se negó. “A pocos minutos de la llegada [a Ibiza], nos sentamos en las mesas para comer. No teníamos ni comida, cuando el señor Rivera se acercó a Jenni y le dijo que estaban intentando contactar con ella”, ha relatado Ana Ecube. “[Ella] dijo que no tenía batería en el móvil y Rubén insistió. ‘Déjamelo y te lo cargo’. No hace falta, ya lo cargaré en la habitación’. [Él] insistió varias veces [tres o cuatro] y, al final, con mucha insistencia, [ella] accedió a darle el teléfono para que se lo cargara y poder recibir esa llamada”, ha añadido. “Fue un momento incómodo porque fue muy insistente, no sabía como decirle que no más veces para que la dejara tranquila”, ha remachado. Posteriormente, Jenni Hermoso “recibió la llamada, dijo que no quería participar en lo que se le proponía, quería hablar con su familia y su agente”. “Estaba agotada anímicamente y físicamente”, ha descrito su amiga.

 

En el primer contacto con Rubén Rivera, a Ana Ecube le pareció que él “estaba dispuesto a ayudar” que tuvieran días “cómodos”. Sin embargo, rápidamente vio que su propósito era otro: “Sus intenciones no eran de ayudar, sino de incomodar a mi amiga”. “Me arrepentí porque vi que en ningún momento tenía la intención de beneficiar a mi amiga, sino de perjudicarla”, ha reiterado. Más tarde, en el hotel viendo la puesta de sol, Rubén Rivera “volvió a insistir para hablar con Jenni”. Era el momento que Albert Luque estaba en la recepción del hotel esperando para hablar con la jugadora: “Le pedía por favor que hablara con él, que le quería comentar algo. ‘No, Rubén, déjame, estoy descansando’. La notaba agobiada, se echó a llorar porque la situación la superaba”.

Durante su interrogatorio, el abogado de Rubén Rivera, Joaquín Jiménez, ha intentado rebajar las acusaciones. “Fue muy insistente, pero no le agrede”, ha reconocido Ana Ecube sobre el episodio del teléfono en el comedor. La otra batería de preguntas ha sido referida al momento que estaban viendo la puesta de sol y él pidió a Jenni Hermoso que bajara a hablar con Albert Luque. “¿Percibe violencia o amenazas? No. ¿Fue educado y correcto? Sí”. Además, Ana Ecube ha apuntado que Rubén Rivera no le dijo nada del comunicado y no le ofreció trabajo, sino que se limitó a “insistir muchas veces” para que hablara con Albert Luque y la persona de Integridad.