La catalanofobia y todas sus patologías derivadas (como la negación al reconocimiento de la lengua, la cultura, las costumbres o el boicot a los productos catalanes) es una enfermedad que ha resucitado con los acuerdos entre Pedro Sánchez y los independentistas, que han permitido la permanencia del PSOE en el gobierno, y la ley de amnistía que es un pilar fundamental de estos acuerdos; un mal que ataca sobre todo a las comunidades donde gobierna la derecha, el Partido Popular o en combinación del PP con Vox, como son el País Valencià, las Illes Balears y Aragón. Día sí y día también se conoce algún ataque de esta enfermedad que, históricamente, ha tenido en la lengua uno de los síntomas más vulnerables. Si el sábado fue la suspensión de un concierto en Mislata (València) donde actuaban los catalanes Julieta y The Tyets, ahora ha sido el presidente de Aragón, Jorge Azcón (PP), quien ha sufrido el último ataque de catalanofobia negando la lengua catalana en su comunidad. Azcón ha asegurado que en su comunidad "no se habla catalán", y que en Aragón se hablan "modalidades lingüísticas propias" como el "fragatí", la variedad de catalán que se habla en la Franja de Ponent, en Fraga y la comarca del Baix Cinca y Matarraña, que mezcla el leridano y el ribagorzano, con algunas trazas comunes con el valenciano.

El presidente de Aragón, Jorge Azcón, durante el XX Congreso Nacional del PP- Julio Muñoz (EFE)

Planes para retirar el catalán

El gobierno del PP y Vox quiere impulsar una reforma de la ley de lenguas para eliminar el reconocimiento del aragonés y el catalán como lenguas propias recogidas en la ley de patrimonio cultural. Según el Heraldo de Aragón, lo que ahora pretende hacer el ejecutivo de Azcón es una medida parecida a la que ya impulsó el gobierno PP-PAR en 2013, que ya eliminó el catalán y el aragonés como lenguas propias, que se reconocían tanto en la ley de patrimonio cultural de 1999 como en la ley de lenguas de 2009. En aquel momento, el gobierno del PP-PAR reconoció la lengua aragonesa propia de las áreas pirenaica, prepirenaica y la del área oriental, que se bautizaron como LAPAPIP y LAPAO. Según recuerda el rotativo aragonés, "la tramitación de este cambio en la norma generó una gran controversia política y social" pero la reforma del 2016 también suscitó "protestas de colectivos del Aragón oriental, agrupados en torno a la plataforma "no hablamos catalán'.

Lo que "quieren los independentistas"

Jorge Azcón no solo se niega a normalizar el catalán, asegurando que no es una lengua que se hable en Aragón, sino que asegura que "se habla en una comunidad vecina" y que "quieren imponer en Aragón". "Si alguien pretende que me trague lo que quieren los independentistas, no lo conseguirá", ha asegurado el presidente de la comunidad, que defiende la tesis que los académicos intentan homogeneizar una gramática, por lo cual está el riesgo de que en Aragón se acabe hablando "el catalán de Barcelona" en vez de las variantes propias.

Puigdemont, el más odiado

La catalanofobia no es un concepto nuevo, ha estado presente en otras épocas del pasado, pero ahora tiene un rostro, el del presidente en el exilio Carles Puigdemont, que ha sido protagonista de varios episodios recientes que ilustran el rechazo que su figura suscita en una gran parte de la sociedad española, la que lo considera el responsable de todos los males del Estado español. No solo es tildado en los medios de comunicación, en los artículos de opinión y las tertulias de las cadenas generalistas, tanto de radio como de televisión, y en las declaraciones de los políticos del PP y de Vox, como un "delincuente" y "golpista", sino que su figura ha sido objeto de mofa y ataques humillantes. Hace dos días ha sido noticia el muñeco estrella de las Fallas de Valencia, en el que se ve a Puigdemont sometiendo en una postura sexual a Pedro Sánchez, mientras este hace una peineta, en plena polémica de la ley de amnistía. Otro muñeco caracterizado de Puigdemont, bautizado como Pelelemón, ganó un concurso de peleles en San Antón (Jaen), que fue quemado en una hoguera. El eurodiputado de Junts también fue protagonista en el anuncio navideño de precampaña de Alfonso Rueda, el presidente de la Xunta de Galicia, que no lo dejaba subir a su autobús rotulado con el lema Galicia no para!'. Pero, para la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, como aseguró el pasado 5 de diciembre, "la catalanofobia no existe. Es propaganda independentista victimista".