Catalunya, amnistía y señales de voluntad negociadora por parte de Carles Puigdemont y Pedro Sánchez. Estos han sido los únicos ingredientes necesarios para despertar a la vieja guardia centralista y anticatalanista del PSOE estos últimos días, con la participación indispensable del barón Emiliano García-Page. Felipe González, Alfonso Guerra, Jordi Sevilla, Nicolás Redondo y Joaquín Leguina son algunos de los socialistas que esta semana han disparado munición contra el actual Gobierno por no cerrar la puerta a pactar una ley que exculpe a los diferentes actores del Procés perseguidos por la justicia española.
Ya pasó con los indultos y esta vez se vuelve a repetir: la dependencia que tiene el actual PSOE del independentismo en el Congreso de los Diputados ha acentuado el protagonismo de Carles Puigdemont en el tablero político y ha hecho ver que la exigencia de una amnistía por el Procés puede acabar materializándose. El primer paso del ejecutivo de Pedro Sánchez ha sido dejar de decir por activa y por pasiva que esta medida es anticonstitucional, y eso es lo que ha hecho que la vieja guardia socialista haya puesto el grito en el cielo.
Uno de los primeros en abrir la lata fue el jarrón chino por excelencia, Felipe González. El expresidente español llegó a admitir que en las últimas elecciones generales del 23-J votó al PSOE con poco convencimiento; y se llevó las manos a la cabeza al ver que, si esta legislatura se mantiene viva, el Gobierno dependerá constantemente de Carles Puigdemont. Así, el exdirigente socialista criticó duramente la posibilidad de amnistiar a los represaliados del Procés. "La Constitución no es un chicle que se adapta al deseo particular de cada uno", afirmó.
Según el expresidente español, amnistiar los represaliados del Procés se traduce, automáticamente, en darles la razón y en hacerles pensar que "hicieron lo correcto". También hay que recordarlo todo: Felipe González se ha llegado a alinear con las tesis de Alberto Núñez Feijóo durante esta última campaña electoral, y le ha dado la lata a Pedro Sánchez instándolo a dejar gobernar la lista más votada. Es decir, el PP.
La vieja guardia del PSOE, unida por el mismo denominador común: Catalunya
Quien ha ido todavía más allá ha sido el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, que fue precisamente mano derecha de Felipe González durante muchos años. Aunque los dos se acabaron distanciando, Guerra ha demostrado este mismo jueves que siempre habrá una cosa que los mantendrá unidos: la centralidad del Estado y atar corto a Catalunya. El autor de aquella célebre frase en la que se vanagloriaba de haber "cepillado" el Estatut en el Congreso "como un carpintero", ha llegado a tachar la amnistía como un acto "impuro", independientemente de si es constitucional o no.
"Es una forma de decir que la democracia es represora y que los golpistas son los demócratas", ha dicho Guerra en referencia a Carles Puigdemont. "No fueron personas legales, fueron unos golpistas", ha reiterado el exvicepresidente del Gobierno, que ha llegado a tachar la reunión en Bruselas de la actual vicepresidenta Yolanda Díaz con el presidente de la Generalitat en el exilio de "infamia contra la democracia".
El debate sobre la amnistía también ha provocado que un mítico dirigente socialista, Nicolás Redondo Terreros, que llegó a ser secretario del partido en Euskadi, haya dicho que pretende romper su carné de partido. En un artículo, ha señalado que una nueva ley de amnistía supondría un descalabro para el régimen del 78; al ser, según él, una exculpación contradictoria con la del año 77. "La democracia española está en manos de desvergonzados y de delincuentes", ha llegado a manifestar.
Redondo Terreros, que a principios de siglo defendió una alianza entre socialistas y populares contra el nacionalismo vasco, ha asegurado que es "difícil" abandonar un partido después de militar durante décadas, pero admite no tener más alternativas si al final Puigdemont y Sánchez se ponen de acuerdo para amnistiar a los responsables del Procés, del más al menos protagonista. "Se seguirá llamando PSOE, pero no será el partido de los años finales del siglo pasado", ha afirmado.
De forma similar también se ha expresado Joaquín Leguina, que este miércoles acusó a Pedro Sánchez de "jugar" con el Tribunal Constitucional. Sus palabras no sorprenden. El expresidente de la Comunidad de Madrid fue expulsado del PSOE después de haber expresado su apoyo para quien actualmente ostenta este cargo, la popular Isabel Díaz Ayuso. Ahora ha decidido pedir una alianza entre Feijóo y Sánchez, con el fin de no depender del independentismo.
Leguina subrayó que hay "otras soluciones positivas" para el PSOE que en ningún caso pasan para "entregar la llave del gobierno a un señor que está autoexiliado, huido de la justicia, por provocar a la justicia española, cargarse la independencia de poderes, etcétera". Es por eso que defendió un pacto entre PSOE y PP, después de que Feijóo le ofreciera a Sánchez un pacto que situaría el popular en la Moncloa durante dos años. La excusa que puso Leguina para oponerse a amnistiar catalanes es que "la Constitución prohíbe los indultos generales".
Jordi Sevilla, ministro de Zapatero, también en contra
Por mucho que José Luis Rodríguez Zapatero haya hecho gala siempre de su apoyo prácticamente incondicional a Pedro Sánchez, no puede controlar que políticos que anteriormente formaron parte de su gobierno hagan lo contrario. El valenciano Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas entre 2004 y 2007, fue muy breve, pero muy contundente cuando Carles Puigdemont fijó la ley de amnistía como condición para empezar a negociar con el PSOE una investidura de Sánchez. "Pido elecciones, y allí lo dejo", escribió en su cuenta de Twitter.
Emiliano García-Page baja al barro y también despotrica de la amnistía
Uno de los únicos supervivientes del PSOE en la derrota socialista de las municipales y autonómicas del pasado 28-M, Emiliano García-Page, también ha hecho de las suyas con el tema de la amnistía. El presidente castellanomanchego, eterno enfant terrible para Pedro Sánchez, ha alertado de que aprobar esta ley implicaría "vulnerar el principio de igualdad ante la ley".
Page, que junto con Javier Lambán, ya salió hace meses en tromba contra la reforma del Código Penal, señaló este martes que una amnistía "choca con la Constitución". De la misma manera, pidió que se empiece "a dejar claro" que la autodeterminación es "sencillamente imposible".