"No me parecen afortunadas. Todos conocemos a personas que han sufrido ataques terroristas y no tendríamos el valor de decirlo". Con estas palabras, la vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular, Andrea Levy, ha condenado en El Món a RAC1 las palabras que el ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, soltó el sábado pasado, en las que aseguraba que "de una crisis se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible".
Sabiendo que estas declaraciones le pueden comportar problemas en Madrid, como ya sucedió el año pasado cuando dijo claro que sentía "vergüenza ajena" por la actitud de la entonces vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, cuando jugaba durante un pleno al Candy Crush, Levy no se ha cortado ni un pelo y ha vuelto a decir las cosas como las pensaba. Y aún más, Levy espetó al ministro que esta frase "no tendría valor de decirla a mi amigo Eduardo Madina".
Posturas radicales
Después de que ayer se abriera una polémica por las declaraciones que ella misma hizo en un acto de campaña en el País Vasco, en qué ponía sobre la mesa que "no puede gobernar el que pone por delante los intereses de una minoría radical", hoy Levy se ha autodefendido rectificando y asegurando que "la gente que se estaba manifestando a la Diada no era una minoría radical" sino que por radical se entiende una postura "como la de la CUP".
Sin mojarse mucho, Levy ha salido en defensa de Mariano Rajoy por no haber dicho nada sobre las concentraciones multitudinarias del Onze de Setembre justificándolo con qué "si fuera la primera vez que se hace esta manifestación... pero es que ya llevamos cinco años".
Rajoy, ha ratificado, seguirá siendo el candidato popular pase lo que pase.