Durante trece años, entre 1966 y 1978, Ángel Gabilondo Pujol (Donosti, 1949) llevó sotana. Y fue fiel a los votos de castidad, pobreza y obediencia. Era fraile, de la congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón. Pero a los 30 años se "despertó", perdió la fe y empezó la carrera académica en la Universidad Autónoma de Madrid como catedrático. Allí conoció a Carmen Gallardo, doctora de Filología Clásica. Desde hace un cuarto de siglo, está casado con ella y tienen dos hijos, el neurobiólogo Hugo y el diseñador Román. Y el profesor Gabilondo ya no va a misa. Sus biografías pasan de puntillas por aquel periodo de convento.

En su vida como político, también le han tenido que despertar. En este caso, ha sido Pedro Sánchez, que le ha arrancado las sábanas después de dos años desaparecido. Durante esta media legislatura ni se le ha visto ni se le ha escuchado, aunque ganó las elecciones autonómicas del 2019. Ha sido carne de memes y mofas continuadas en las redes sociales. Y ahora, ya despierto, intenta hacer lo que no hizo entonces: intentar seducir a Ciudadanos, ahora que la formación de Inés Arrimadas parece estar tocada de muerte y al borde de la desaparición en la Asamblea de Madrid. Él mismo se habrá preguntado más de una vez qué hace allí.

Durante trece años, Ángel Gabilondo fue fraile de la congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón

No sería el más carismático de los hermanos Gabilondo. Pero probablemente el currículum del cabeza de cartel del PSOE el 4 de mayo sea el mejor de todos los candidatos. Catedrático de Filosofía y profesor de hermenéutica, ha sido rector de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de las conferencias de rectores madrileña y española. El salto a la política lo hizo hace doce años, cuando el presidente José Luis Rodríguez Zapatero le llamó para ser ministro de Educación, y lo aceptó, a pesar de los recelos de sus hijos. En 2015 pasó a ser diputado socialista en la Asamblea de Madrid. Es la tercera vez que encabeza la candidatura del PSOE en la capital española, aunque no tiene ni quiere tener el carné de militante.

Dicen de Ángel Gabilondo que es "mejor presidente que candidato". Tanto que los suyos le han tenido que sacar punta a este déficit, con una campaña parafraseando al rockero Loquillo: "Soso, serio y formal", una especie de José Montilla a la madrileña. Tanto que es La Moncloa quien le está haciendo la campaña, calculada al milímetro, rodeándolo de dos exsecretarias de Estado e incluso una ministra, Reyes Maroto, que abandonaría al ejecutivo central si Gabilondo pudiera formar gobierno después del 4-M. Y, si Iván Redondo está diseñando la campaña, Pedro Sánchez es quien la está ejecutando y colocándose al frente del frente de batalla contra Isabel Díaz Ayuso. La misma lideresa madrileña está interpelando cada día a Sánchez y arrinconando a Gabilondo. Como Sánchez.

Iván Redondo le ha diseñado el equipo y la campaña y Pedro Sánchez es quien la está ejecutando

La estrategia, de momento, ha pasado por ir a pescar en el botín de Ciudadanos, un partido que parece más bien un cadáver en descomposición. Son 625.039 votos en disputa, restando los que sea capaz de retener la formación naranja. De ahí los mensajes reiterados de Gabilondo de no tocar los impuestos en el paraíso fiscal de Madrid, construido con un cuarto de siglo de gobiernos del PP. También el de no querer formar gobierno "con este Iglesias", que sitúa en los "extremismos" y lo equipara con Vox. No obstante, en torno al cadáver de la formación de Inés Arrimadas ya hay demasiados buitres. Y parece que Isabel Díaz Ayuso llegó antes.

Ángel Gabilondo ya estaba de salida, mirando hacia la vacante de Defensor del Pueblo español, un órgano constitucional que también se encuentra pendiente de renovación. Le cogió tan a pie cambiado que no supo anticipar el movimiento electoral de Ayuso, con una moción de censura improvisada y que llegó tarde. Habrá que ver cómo sale la apuesta centrista en un contexto político tan polarizado como el madrileño. El ni rojos ni azules no acostumbra a salir bien. Si no, que se lo pregunten a Albert Rivera y Inés Arrimadas. Las perspectivas de Gabilondo, encuestas en mano, no son muy esperanzadoras. Después de dos años desaparecido, Ayuso le arrancará incluso la victoria moral de ser la primera fuerza.