Nunca le ha gustado ser el centro de atención. Tampoco cuando era una de las protagonistas de la Catalunya del 1-O. El equipo de prensa de la CUP se ha hartado de dejar en suspenso peticiones de entrevista. Y sus apariciones públicas en su vuelta de Ginebra, cuatro años y medio después, han sido contadas: miércoles delante del Tribunal Supremo, de donde salió en libertad sin medidas cautelares, y este domingo en la escuela de verano de los anticapitalistas. Desde allí, Anna Gabriel, exdiputada cupera, ha reivindicado la necesidad de que representa el espacio de la izquierda independentista. Y después de años alejada los ha animado a seguir por el mismo camino: "A comernos los ricos, a que la libertad sea un hábito y a ganarlo todo si es posible". Un discurso muy autorreferencial que ha evitado valorar el contexto de un independentismo peleado y un Govern agrietado.
Delante de varios centenares de militantes de la CUP, que se han reunido durante dos días para debatir del momento que atraviesa el país y la han aplaudido largamente, Anna Gabriel ha expresado cierta nostalgia pero también ha reivindicado un "bagaje de aprendizajes" que ha adquirido desde la distancia. "La izquierda independentista, tan vilipendiada, ridiculizada y atacada, es un tesoro", ha reivindicado la exidirigente anticapitalista. Y ha añadido en este sentido: "La izquierda independentista es historia, miles y miles y miles de personas y una perseverancia. Está más viva que nunca".
Su discurso, no muy extenso, ha estado sobre todo centrado en insuflar ánimos a las bases cuperas ante las crisis que vienen y el nuevo contexto de "desánimo", sin entrar en las polémicas de la política catalana. Más allá de rechazar "personalismos" y "propuestas vacías", no ha hecho ninguna referencia a ningún otro partido. Se ha centrado en la CUP. "Estamos mucho mejor que hace años, no tengáis ningún tipo de duda", les ha asegurado Gabriel. En este sentido, la exdiputada de la CUP ha reivindicado que como partido están preparados para cerrar el nuevo ciclo "con propuestas para el territorio, en defensa de la lengua y contra la represión". Ha dejado claro que no se arrepiente de nada del pasado y ha concluido: "Vengo a contagiaros la autoestima máxima, el orgullo absoluto y el convencimiento de que no sólo somos necesarias para la liberación del país, para más justicia, sino que llevamos un mundo nuevo a nuestro corso".
Durante el acto de clausura también ha intervenido Edgar Fernàndez, portavoz del Secretariado Nacional de la CUP, que ha denunciado que el Govern de la Generalitat "hace un ridículo espantoso con acusaciones cruzadas y sin propuestas" para hacer frente a las crisis que se superponen. "Si son parte del problema, que no cuenten con nosotros y que se preparen porque nos organizaremos", ha advertido Fernàndez. Y ha remachado: "Si conviene, los tenemos que echar".
Pide el archivo de la causa
Hacía cuatro años y medio que no pasaba. Después de marcharse a Ginebra (Suiza) en el 2018, la diputada de la CUP Anna Gabriel ha reaparecido esta semana, en Madrid, para comparecer ante el Tribunal Supremo por los hechos del otoño de 2017. A la espera de la decisión del alto tribunal, Gabriel, con lágrimas en los ojos, pidió que su causa "se archive o se envíe a Barcelona", haciendo referencia a los tribunales ordinarios. La declaración indagatoria —que duró poco más de diez minutos— fue rápida y, según explicó ella misma a la salida en una breve intervención, el juez que instruye la investigación Pablo Llarena sólo le preguntó "si había sido requerida por el Tribunal Constitucional con relación a su actividad parlamentaria". Ella declinó responder a VOX, que actúa como acusación popular en la causa del procés.