Hace un año en Sevilla, a eso del mediodía, el mercurio marcaba 18 grados centígrados, una temperatura plácida en la primavera andaluza si se compara con el infierno que había sufrido un inflamado Partido Popular hacía unas semanas. En el Congreso del PP que sirvió para ungir a Alberto Núñez Feijóo como líder, las revoluciones bajaron drásticamente, el ritmo cardiaco entró en modo reposo y la temperatura ambiente se relajó. Había pasado poco tiempo de la guerra fratricida en el PP que desbancó a Pablo Casado y la hemorragia estaba controlada.
Hace un año que el gallego recose las heridas internas y, en este lapso de tiempo, se ha puesto la relación con Catalunya entre ceja y ceja. "No hay que ser un lince para ver que Catalunya ha sido una prioridad desde el primer día", asegura una fuente del entorno de Feijóo a ElNacional. Desde la proclamación, el jefe de la oposición ha sobrevivido haciendo equilibrios entre el "bilingüismo cordial" con que se presentó a Génova y el endurecimiento del tono detectado a raíz de la derogación de la sedición y la reforma de la malversación. Por el medio, Núñez Feijóo ha viajado más que nunca a Catalunya para recuperar un territorio que, electoralmente, estaba abandonado.
Desde que asumió las riendas, Feijóo cabalga con un discurso con el que aspirar a reponerse en Catalunya, donde el PP es una fuerza residual en el Parlament. Por eso se afana por recuperar la gran bolsa de votantes que había dado apoyo a Ciudadanos y que ahora ha basculado hacia el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Ahora que se acercan elecciones en la sala de máquinas de Génova confirman que Feijóo viajará a Catalunya con frecuencia.
Los inicios del "bilingüismo cordial"
En Catalunya, la derecha españolista ha utilizado la lengua como una herramienta para la disputa política y, en este campo, el PP de Feijóo tiene el riesgo de perder apoyo social por la derecha si no mantiene una posición firme sobre el uso del castellano en Catalunya, aunque si se alinea demasiado para frenar el discurso de Vox -que eliminaría el catalán de las aulas-, corre el peligro de perder votos del centro. La apuesta inicial, inspirándose con la experiencia gallega, fue lo que llamó "bilingüismo cordial", en contraposición al modelo de inmersión lingüística que se aplica actualmente.
El Partido Popular, que ha llevado al Tribunal Constitucional el decreto del gobierno catalán sobre el 25% de castellano en las aulas y ha criticado la falta de contundencia del ejecutivo de Pedro Sánchez, puso sobre este idea de convivencia "amable" para que se puedan aprender las dos lenguas en igualdad de condiciones y que, después, "cada uno hablara la que quisiera en libertad". El planteamiento lo lanzó él mismo Feijóo, que se concretaría con la presencia del 33% de castellano en las clases. En este punto, Vox y Ciutadans ya le han saltado al cuello por "caer en la trampa del nacionalismo".
La sedición estropea la "cordialidad"
El relato de la cordialidad y la convivencia quedó en agua de borrajas una vez el PSOE y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) pactaron la modificación del Código Penal para eliminar el delito de sedición y reformar el de malversación. El movimiento orquestado entre Madrid y Barcelona hizo aflorar la versión más dura de Feijóo, que prefería pasar página del procés independentista y olvidar el recuerdo de los hechos de octubre de 2017 para imponer su agenda económica. En cambio, los cambios en el marco penal complicaron la estrategia del gallego que, empujado por la furia de Vox, aparcó los debates económicos y endureció el discurso prometiendo que si asalta La Moncloa en invierno, él rescataría el delito de sedición eliminado.
"Desarma el Estado de un instrumento esencial para proteger la integridad", exclamó solo registrarse la reforma en el Congreso de los Diputados desde la sede del partido, acompañado de dos grandes banderas española y europea. La rabieta fue tanta que el PP dinamitó las negociaciones bastante avanzadas con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Mi postura es clara pero ayer no la expliqué correctamente.
— Elías Bendodo (@eliasbendodo) May 16, 2022
La aclaro: España es una Nación indisoluble de 17 autonomías con identidades propias. Se pueden respetar las diferencias de cada CCAA y defender una España única y respetuosa con el art. 2 de la Constitución. pic.twitter.com/KlASKaoYCs
La pretendida amabilidad saltó por los aires cuando el coordinador general, el andaluz Elias Bendodo, reconoció en una entrevista en el diario El Mundo que "España es un Estado plurinacional", que Catalunya "no es una nación dentro de España", pero sí "una nacionalidad" dentro del Estado. Las palabras del andaluz tocaron la fibra en los sectores más conservadores del PP que, con la complicidad de los altavoces mediáticos, obligaron a Feijóo a coger Bendodo por las orejas, de quien dijo que se había equivocado y volvió a poner una mano encima de la Constitución española. "La Constitución garantiza la indisoluble unidad de la nación española y garantiza el derecho de las autonomías y de las nacionalidades que lo integran", repasó el líder gallego. Y aquí paz y después gloria ante la redención pública de Bendodo.
Salir del infierno en Catalunya: "No podemos ser residuales"
La obstinación de Feijóo es salir del pozo en Catalunya y recuperar la marca en un territorio muy perjudicado en las urnas. "No se pueden repetir los resultados de las elecciones catalanas del 2021. Un partido con vocación de ganar y gobernar como el nuestro no se puede permitir ser residual en una de las comunidades más importantes de España", afirma con vehemencia la cúpula de Feijóo, aunque reconocen que es "un proceso que no se soluciona de la noche a la mañana". En este punto subrayan que les ayuda el discurso "muy integrador" y "respetuoso" que tiene en relación a las "señas de identidad" de cada comunidad autónoma.
Uno de los argumentos a los que se agarra Feijóo para demostrar que en Catalunya van por el camino de salir del infierno son las encuestas que, según su equipo, "ya trasladan la subida y la restitución del partido". Lo cierto es que, desde abril de 2022, el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat ha publicado la segunda y la tercera ola de barómetros, correspondientes al julio y al octubre del año pasado. En intención de voto en el Parlamento de Catalunya, en marzo, el PP catalán se situaba en un ínfimo 1,8% y, con la llegada de Feijóo, subió hasta el 5% en la encuesta de julio y un 4,1% en la de octubre. Las mejores proyecciones del PP fechan de un lejano octubre de 2010 (6,2% de los votos).
Los pronósticos del CEO hacia el PP también mejoran cuando los catalanes responden qué votarían en unas elecciones generales. Casado dejó el partido en un 2,6% en estimación de voto y Feijóo lo ha aumentado hacia el 6,3% (julio) y al 5,9% (octubre). Si abrimos el foco veremos que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) también ha pronosticado un crecimiento del PP desde el aterrizaje del gallego. En marzo del 2022 la encuesta vaticinaba un 23,8% de los apoyos y la cifra ha ido al alza hasta consolidar un cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez. De hecho, en el barómetro de julio Feijóo arrebató el liderazgo al presidente español por primera vez. Eso sí, aquello fue un espejismo porque, desde entonces, Sánchez ha recuperado la primera plaza.
El caso es que el PP parte de una posición precaria en Catalunya. En el Parlamento es el partido con menos diputados, tiene 3, por detrás de Ciudadanos, que acumula 6. En las elecciones pandémicas de 2021, 109.453 catalanes (3,85%) se decantaron por Alejandro Fernández, que se quedó a mucha distancia de los 19 que recogió Alícia Sánchez-Camacho en 2012. En las elecciones generales de noviembre de 2019, a la defenestrada Cayetana Álvarez de Toledo tampoco le fueron muy bien las cosas exhibiendo un discurso muy agresivo contra el independentismo. De los 48 escaños que había en juego en Catalunya, el PP se llevó 2. Aunque recuperaron 1 respecto de los comicios de abril, Álvarez de Toledo quedó al mismo nivel que la CUP, Vox y Ciudadanos.
Feijóo pisará más Catalunya
El equipo que lo acompaña tiene la certeza de que el gallego ha ido "más de una docena de veces" a Catalunya desde que lidera el principal partido de la derecha española. Además, recuerdan que uno de sus primeros actos desde la proclamación fue una conferencia en una reunión del Círculo de Economía, en Barcelona. De hecho, se ha hartado de reunirse con empresarios y sociedad civil catalana a quien quiere convencer de su pragmatismo político y gestión económica para desbancar a Pedro Sánchez en las estatales previstas para finales de año. "Para él el eje mediterráneo, Catalunya junto con la Comunidad Valenciana, representan un espacio muy importante a recuperar", defienden las fuentes oficiales, que adelantan que Feijóo se volcará en estos territorios, donde afirman que "está haciendo un trabajo muy intenso".