El Govern se ha tenido que tragar un sapo para sacar adelante las conversaciones con el PSC por los presupuestos y no lo esconde. El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha admitido que ha tenido que aceptar una infraestructura, como es la B-40, que no forma parte de su modelo de país y que representa una contradicción y desgaste político. Una vez ha deglutido el Quart Cinturó, el president ha emplazado al PSC a apoyar las cuentas del Govern. "Ahora es el momento de que todo el mundo esté a la altura, que sea realista y claro. Es hora de hacer posible la aprobación del presupuesto de Catalunya para 2023", ha remachado.
Aragonès ha comparecido en la sala de prensa del Palau de la Generalitat después de que ERC ha apoyado la moción del PSC sobre la B-40, que había aparecido como uno de los caballos de batalla de la negociación de las cuentas. Tras rechazar la enmienda propuesta por ERC, la moción que se ha aprobado compromete al Govern a "hacer efectivo, dentro del primer trimestre de 2023, con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el convenio de acuerdo y financiación que garantice la redacción del proyecto de la ronda Nord de los sistemas urbanos de Terrassa, Sabadell y Castellar (...) y la ejecución de las obras por parte del Govern de la Generalitat de Catalunya". La votación ha prosperado con el voto de todos los grupos, excepto la CUP y los comuns, que han votado en contra. Es decir, aunque ERC no hubiera votado a favor, se habría aprobado.
Modelo de país
Aragonès ha reprochado que cada día que pasa sin presupuestos es un día en que se pierden recursos, y ha argumentado que siguiendo estos criterios ha decidido aceptar la ronda Nord tal como reclama el PSC. "Ya no hay ningún escollo para aprobar el presupuesto. No hay ninguna excusa. Por muy difícil que sea la decisión que hemos tomado es sin ningún tipo de duda la más útil para la ciudadanía. La más realista frente a otros escenarios. Y la opción más responsable si la alternativa es no disponer de presupuesto", ha asegurado, además de admitir que la ronda Nord "no forma parte" de su modelo de país ni el modelo de país que el Govern quiere impulsar.
"Asumo la contradicción, el coste y el desgaste político y personal. Este es el precio de servir a la ciudadanía, del liderazgo, frente a la comodidad de quedarse al margen de las decisiones, pero ahora mismo esta es la única posible", ha remachado Aragonès, después de que tanto ERC com el conseller de Territori, Juli Fernández, se hubieran posicionado siempre contra el proyecto.
Negociación con el PSC
Aragonès ha rechazado hablar de otras condiciones del PSC y ha advertido que los partidos no se pueden permitir la "imagen de que el presupuesto es una subasta continua". "Hemos extendido la mano, nos hemos movido, hemos apartado el escollo, nos hemos movido nosotros. Ya no hay razones para no aprobar el presupuesto. No contemplemos ninguna otra opción que aprobar el presupuesto con el apoyo previo garantizado", ha asegurado.
Aragonès ha advertido que Catalunya necesita presupuestos y que "hoy la disyuntiva es entre responder a las necesidades de la gente o parar el país por cálculo partidistas". "Hay que escoger: o avanzamos o nos detenemos. Y mi elección es clara: estar al lado de la ciudadanía y no dejar de empujar", ha asegurado.
Aragonès ha insistido en que su Govern se debe "a la ciudadanía en su conjunto" y que por eso trabajan los grandes consensos, con entidades sociales, patronales y sindicatos, "actuando, con responsabilidad". "Nos hemos movido en una cuestión que es muy importante, hace falta que todo el mundo haga sacrificios y cesiones. Había unas condiciones que se habían hecho públicas. Se han cumplido, ahora hay que aprobar el presupuesto".