La complejidad de las negociaciones que se están desplegando para abordar la investidura del próximo presidente del Gobierno está trenzando estrechamente el debate político en Barcelona y Madrid después de años de darse la espalda. La amnistía, la presencia del catalán en la UE o el diálogo entre el Estado y Catalunya copan el interés de las tertulias de Madrid y protagonizarán sin duda el pleno de investidura que empezará este martes con la intervención del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo. Eso será a las doce del mediodía, pero dos horas antes será el president de la Generalitat, Pere Aragonès, quien habrá abierto el debate de política general en el Parlament de Catalunya, el pleno donde el president tiene que señalar las líneas básicas del curso político de un Govern que cuenta con solo 33 de los 135 diputados de la Cámara. Durante dos días, el debate de investidura y el de política general correrán paralelos en ambas cámaras y con mutua atención.
Cuando se celebró el último debate de política general en el Parlament, Junts todavía formaba parte del gobierno de la Generalitat y Aragonès contaba con el apoyo de 65 diputados. Precisamente fue la petición de Junts durante aquel pleno de que Aragonès se sometiera a una cuestión de confianza —y la respuesta del president destituyendo al vicepresident Jordi Puigneró— lo que desembocó en la ruptura del Govern. El 7 de octubre la militancia de Junts votó a favor de abandonar el Ejecutivo.
El precio de 33 diputados
Desde aquel momento, Aragonès gobierna con solo 33 diputados, lo cual no le ha impedido mantenerse en el Palau de la Generalitat durante los últimos doce meses. El precio, sin embargo, ha sido quedar en manos del PSC —y del PSOE—. Mientras ERC ha mantenido una posición de apoyo a Pedro Sánchez, el PSC, a pesar de insistir una vez y otra que el de Aragonès es el gobierno más débil de la historia, ha ido avalando en el Parlament al Ejecutivo de ERC. No sin negociar y obligando a Esquerra a ceder en cuestiones como el aeropuerto de Barcelona o la Ronda del Vallès, que acabó provocando la salida del gobierno de Juli Fernàndez, el conseller de Territorio que había hecho bandera en contra de esta infraestructura.
ERC busca protagonismo
Lo que seguramente no se esperaba ERC es que las elecciones generales acabarían dejando en manos de Junts los votos decisivos para la investidura del próximo presidente del gobierno español y que Carles Puigdemont se convertiría en el protagonista de las conversaciones con el PSOE. Esquerra ha quedado eclipsada, a pesar de que sus votos son igualmente imprescindibles. La estrategia política de esta formación en la última legislatura, avalando el Ejecutivo del PSOE en la Moncloa, y la necesidad que tiene ERC del apoyo del PSC han provocado que se den por descontados sus votos a favor de la investidura de Pedro Sánchez.
ERC pugna por conseguir recuperar protagonismo en un pulso con Junts, pero no lo consigue. Por más que el presidente del partido, Oriol Junqueras, reivindicara el miércoles pasado que la amnistía ha sido uno de los objetivos conseguidos por su partido en la negociación de la mesa del Congreso, tanto la opinión pública como la publicada atribuye a Puigdemont el haber situado este debate encima de la mesa y el haber arrancado a los socialistas las gestiones para impulsar la presencia del catalán en Europa y en el Congreso de los diputados. En este contexto ahora es ERC quien se afana por una coordinación del independentismo en Madrid que antes reclamaba Junts y que, de hecho, fue uno de los detonantes de la salida del partido de Puigdemont del Govern. Esta tensión entre Junts y ERC condicionará también el debate al Parlament, donde Aragonès insistirá en reclamar un referéndum, "como herramienta imprescindible para resolver el conflicto de fondo", y también la amnistía.
PSC, desconcertado
También el PSC, por cierto el partido que ganó las elecciones al Parlament y, por lo tanto, el más votado de la Cambra a pesar de disponer de 33 diputados igual que ERC, llega descolocado al pleno de política general. Si no tenía bastante con el apoyo de ERC al PSOE, que condiciona su acción en Catalunya, ahora es Junts quien tiene un voto decisivo en Madrid. Justo en el momento en que parecía que su líder, Salvador Illa, se situaba en una posición inmejorable para dar el salto a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones.
La intervención de Salvador Illa, que abrirá la réplica de los grupos a las 9 de la mañana del miércoles, se convertirá también en un termómetro clave para entender la situación política. Con todo, la portavoz parlamentaria, Alícia Romero, ya dejó el claro el viernes que la voluntad de este partido es centrarse en hablar de las "dificultades" del Govern para aprobar iniciativas o para ejecutar los presupuestos tal como se pactaron. Todo un toque de atención a Pere Aragonès.