El president, Pere Aragonès, ha destituído al vicepresident y máximo representante de Junts en el Govern, Jordi Puigneró, argumentando pérdida de confianza. Esta ha sido la salida que Aragonès ha activado en respuesta a la grave crisis que ha mantenido a su ejecutivo colgando de un hilo durante todo el día de hoy. El president ha cesado a Puigneró, por no haber sido informado de la decisión del grupo parlamentario de Junts de emplazarlo a someterse a una cuestión de confianza, lo cual ha considerado una deslealtad. Junts ha tildado la decisión de error histórico y ha advertido que pone en riesgo la continuidad del proyecto independentista.
"El cese del vicepresident es un paso que me duele pero del todo necesario porque las instituciones no pueden estar permanentemente en cuestión", ha advertido Aragonès. Fuentes de la presidencia han asegurado que no ha sido una decisión fácil para Aragonès pero que ha sido motivada por el hecho que Puigneró, como líder de Junts en el Govern, era el responsable de haberlo informado y no lo hizo aunque habían abordado largamente el contenido del debate de política general que se celebra esta semana.
Reunión con Puigneró
Aragonès ha comunicado la decisión a Puigneró en una reunión en su despacho oficial, después de mantener un encuentro de tres horas con el secretario general de Junts, Jordi Turull, en la Casa dels Canonges. A las cinco de la tarde había convocado una la reunión extraordinaria del Consell Executiu. A las diez de la noche ha sido la presidenta de Junts, Laura Borràs, quien se ha presentado en el Palau de la Generalitat para encontrarse con Puigneró.
Por lo que respecta a la continuidad del acuerdo de Govern con Junts después de esta decisión, Aragonès ha asegurado que "personalmente" desea que Junts siga formando parte del ejecutivo. "Considero que el trabajo hecho el último año es bueno y conjuntamente avanzamos más", ha argumentado. El cargo de vicepresident desaparecerá hasta que Junts proponga un sustituto, mientras que el departamento de Políticas Digitals y Territori quedará en manos del conseller que se designe hasta que se nombre un nuevo titular.
"No me inhibiré de mis responsabilidades. El Govern de la Generalitat continuará adelante para poder cumplir con los compromisos que adopté todavía no hace un año y medio, gobernar para todo el mundo, gobernar por la Catalunya entera", ha asegurado.
El president ha comparecido en la Galería Gótica del Palau de la Generalitat después de una tarde intensa de reuniones para abordar el alcance de la crisis de Govern abierta por el llamamiento de Junts a qué se someta a una cuestión de confianza si no cumple el pacto de legislatura.
Esta mañana Aragonès ha vaciado la agenda que tenía prevista para hoy y ha convocado un Consell Executiu extraordinario a las 5 de la tarde. Durante la reunión ha emplazado a los consellers a pronunciarse uno a uno sobre si compartían la petición que se someta a una cuestión de confianza. Los consellers han apostado por cumplir el acuerdo de gobierno y han reconocido que desconocían la propuesta sobre la cuestión de confianza. Sólo el vicepresidente Puigneró ha admitido que conocía el contenido de la réplica de Batet. Aragonès ha reprochado falta de lealtad a los socios y ha advertido a los consellers que Junts tiene 48 horas para decidir si quiere continuar o no en el Govern.
Posteriormente se ha reunido con el secretario general de Junts, Jordi Turull, por espacio de tres horas, con algunos recesos en que los dos políticos han salido a intercambiar opiniones con el sus equipos y compañeros de partido.
Aragonès ha empezado la intervención con unas palabras de disculpa dirigidas a la ciudadanía. Ha admitido que el país vive en un momento muy complicado y que la obligación del Govern es acompañar a la ciudadanía y trasladarle seguridad, ofreciéndole la confianza necesaria. "Aquí es evidente que las desconfianzas no ayudan a este objetivo", ha remachado.
Aragonès ha reconocido que el "ruido" ha dificultado la tarea de Govern, ha recordado que Junts apostó para que se sometiera a una cuestión de confianza. Ha advertido que la sociedad necesita seguridad y un gobierno cohesionado y que eso no es compatible con una cuestión de confianza que puede verter el país a un interinato en un otoño e invierno que se perfilan difíciles.