El proceso de negociación con el Estado y la mesa de diálogo han protagonizado una parte importante de la intervención con que el president, Pere Aragonès, ha abierto su primer debate de política general. Aragonès, que ha querido marcar distancias en su parlamento con los gobiernos que le han precedido, ha reiterado su compromiso para culminar el proceso hacia la independencia de Catalunya. Ante el escepticismo de los socios con la negociación con el Estado, ha advertido que la mesa de diálogo es una "oportunidad histórica" y les ha emplazado a "no menospreciarla" y a "subir al tren de la negociación". Pero también ha enviado un mensaje al Estado al cual ha exigido que mueva pieza y acabe con la represión y la persecución del exilio que el jueves pasado llevó a la detención de Carles Puigdemont.
La intervención del president no ha gustado a Junts. Los socios de Govern consideran que Aragonès ha expuesto la propuesta de diálogo que impulsa ERC en lugar de ceñirse al contenido del acuerdo de legislatura. Al acabar la intervención así lo ha hecho saber la dirección del partido a los republicanos, pero también han expresado la queja de manera pública desde el faristol de la Cámara.
El pleno ha empezado a las 4 de la tarde. Previamente, el president con el vicepresident, Jordi Puigneró, se ha reunido con los diputados de ERC y de Junts. Esta voluntad de proyectar una imagen de unidad no ha impedido subrayar durante el discurso las diferencias entre los socios. Empezando por la apuesta de los republicanos por el diálogo.
La intervención de Aragonès de casi dos horas sólo ha sido interrumpida una vez por los aplausos de sus diputados. Ha sido cuando ha anunciado que la comisaría de Via Laietana se convertirá en un centro de interpretación de la historia. Su parlamento ha acabado con el compromiso de hacer "todo el posible para la culminación de la independencia de Catalunya".
Ha insistido en que la vía para conseguirlo tiene que ser un referéndum, que ha situado como "la propuesta más inclusiva, que permite a todas las opciones expresar su voz, y tener oportunidad de ganar." "Todas las opciones tienen que poder ganar y todas tenemos que aceptar el resultado", ha remachado asegurando que el referéndum llegará porque es inevitable y cuando así sea dedicará todos los esfuerzos a que gane el sí.
Sin soluciones mágicas
Para avanzar en el proceso independentista considera que la única vía es forzar una negociación con el Estado español. Ha admitido que el escepticismo ante la negociación con el Estado es lógico, que lo contrario sería ingenuo, pero ha emplazado a levantar la mirada y entender que conseguir este objetivo es complejo, que "no hay atajos ni soluciones mágicas".
Las apelaciones a la unidad de acción han sido constantes en este capítulo. "Nadie puede contribuir a debilitar a Catalunya con sus acciones consciente o inconscientemente", ha advertido. Ha asegurado que la "mesa de diálogo es una victoria en sí misma" y una oportunidad histórica. "No lo menospreciemos, seamos conscientes de la complejidad pero no lo menospreciemos", ha reclamado.
Sin embargo, no se ha referido a la ausencia de los socios de Junts en la mesa. Al contrario, ha asegurado que la delegación catalana representa para el Govern a toda la sociedad y representa los grandes consensos del país.
Aviso al Estado
Ha advertido que es consciente que la tentación del Gobierno del Estado será "tratar de calmar el procés", intentar dividir al independentismo para hacer las mínimas concesiones posibles o descolgarse con propuestas que no están incluidas en la negociación. Ante de esto ha situado como fuerza del independentismo la unidad de acción del soberanismo, y la dependencia de la aritmética del Gobierno del PSOE de los votos independentistas en el Congreso de los diputado.
"Tenemos mucha más fuerza de lo que algunos querrían. No podemos renunciar a utilizarla", ha remachado a pesar de admitir que mucha gente querría que este proceso descarrilara, desde la ultraderecha española, el deep state, y "quizás también gente dentro de Catalunya".
En este punto ha enviado también un mensaje al Estado. Ha reclamado decisiones y ha advertido que actuaciones como la detención de Carles Puigdemont el viernes pasado, la persecución de miembros del Govern por parte del Tribunal de Cuentas, el caso de Tamara Carrasco, o pedir 13 años de inhabilitación al alcalde de la Ràpita "no ayudan nada".
"Hay diferentes poderes en el Estado pero nadie puede eximirse del espacio de responsabilidad que tiene. Se puede actuar y se tiene que actuar", ha advertido al gobierno de Pedro Sánchez.
Viejas inercias
Aragonès se ha esforzado en marcar diferencias a lo largo de su parlamento con los gobiernos que le han precedido. No solo eso, ha asegurado que su gobierno está transformando la institución.
"Tenemos que hacerlo diferente y, sobre todo, nos tenemos que sacar de encima todos las viejas inercias", ha advertido, asegurando que su ejecutivo representa una nueva generación: "Por primera vez en muchos años, no están los de siempre al frente de la Generalitat. Y eso se notará".
En términos generales, el president ha hecho un llamamiento a abandonar lo que ha descrito como gestos estériles, la crispación, la polémica interesada, el tacticismo, el conservadurismo escondido detrás del pasar página, la política de corto vuelo y trabajar desde los consensos.
Pla de Govern
Aragonès ha dedicado una buena parte de su intervención a detallar algunos de los aspectos que incluye el Pla de Govern que el ejecutivo aprobó el martes pasado, que incluye entre otras propuestas el incremento en 5.000 millones del presupuesto de Salud esta legislatura.
Ha querido poner el acento en que la transformación del país que prometió al debate investidura "ya está en marcha", con lo que ha descrito como "la nueva Generalitat" que ha de permitir superar la crisis. Ha señalado tres decisiones concretas que el Govern ha puesto ya en marcha como son la gratuidad de la enseñanza de los 0 a 3 años, el nuevo decreto ley sobre energías renovables que el gobierno aprobará el mes que viene, o el proyecto de ley de presupuestos que aportará, gracias a los recursos proveniente de los fondos de resiliencia, un incremento de 3.500 millones de euros respecto del último presupuesto aprobado.
En relación a la gestión de la pandemia, ha subrayado la efectividad de la vacunación y el trabajo llevado a cabo por los profesionales de la Salud. Ha situado como reto, incrementar el porcentaje de personas vacunadas, por lo cual se ha dirigido directamente a los jóvenes del país, a los cuales ha emplazado a vacunarse. Con todo, ha admitido errores porque el gobierno esperaba mejor respuesta de los sectores sociales que todavía no se han vacunado, lo cual ha provocado que se pidieran más vacunas que las que se han acabado administrando.