El ciberataque que sufrió la Generalitat el 9-N del 2014 fue obra de un empresario israelí que trabaja para los servicios de inteligencia y ofrece campañas de desinformación a gobiernos, candidatos y empresas, según se ha sabido a raíz de una investigación de diferentes medios de todo el mundo. Ante esta situación, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha denunciado a través de un tuit el "juego sucio" por intentar parar la consulta "fuera de las normas democráticas" y ha reclamado explicaciones. "Por dignidad y justicia, hace falta transparencia y aclarar los hechos", ha advertido.
Según la investigación de estos medios, el empresario Tal Hanan, experto en tecnología y exsubcomandat del Ejército de Israel, no solo fue el responsable de esta operación, sino que además presumía de ella como un caso de éxito, afirmando que tiene la capacidad para "matar Internet en un país europeo durante un histórico referéndum", según se ha revelado a través de grabaciones que se hicieron durante la investigación. El ataque informático duró tres días y, aunque no impidió la consulta, afectó, entre otros, al servicio de emergencias médicas, al gestor de requerimientos policiales y al portal digital del departamento de Justícia.
Acciones legales
Ante estas informaciones, el servicios jurídicos de la Generalitat estudian el caso con el objetivo de emprender acciones legales contra el empresario, según fuentes del Govern.
A través del tuit, Aragonès ha denunciado que con esta operación se intentó "paralizar el país por el 9-N y frenar la fuerza imparable de la ciudadanía". "Como siempre, con juego sucio, fuera de las normas democráticas que tanto pregonan y se saltan en la primera contra el independentismo", ha añadido en referencia implícita al Estado español.
También los presidents Artur Mas y Carles Puigdemont han exigido públicamente explicaciones. Puigdemont no ha dudado en señalar directamente al Estado español y ha comparado el ataque con el escándalo de espionaje del CatalanGate, y también con la guerra sucia contra ETA, calificándolo de "GAL tecnológico". "El cliente siempre es el mismo", ha remachado.