"La hora es grave y hay que defender a Catalunya". Con estas palabras el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha empezado este mediodía una comparecencia en la Galería Gótica del Palau de la Generalitat en la que ha llamado a construir un frente de los partidos independentistas —y los comunes, ha puntualizado en una sola ocasión— ante la llegada de un gobierno de la derecha y la extrema derecha, que ha dado por inevitable. Se trata, según ha dicho, de un "frente de defensa de la democracia y las libertades" para responder al ataque que un ejecutivo de PP y Vox en la Moncloa representaría contra los pilares básicos del país. Aragonès no ha concretado cómo se tendría que materializar este llamamiento y la única cosa que ha dejado clara es que no tiene intención de convocar elecciones, dado que, según ha argumentado, la situación requiere instituciones fuertes.
El president ha subrayado que la voluntad de acuerdo que propugna es imprescindible para defender las escuelas y la lengua, la sanidad pública, las instituciones catalanas, los derechos civiles, la igualdad de todas las personas, el bienestar o el derecho a escoger el futuro libremente como pueblo.
Govern y Parlament
Ha argumentado que el Govern quiere dar respuesta a esta situación, que eso obliga a los partidos a entenderse y a empezar un nuevo ciclo político. El president ha señalado la necesidad de un Govern y un Parlarment más fuertes para defender a Catalunya con todas sus capacidades, con "mecanismos de estabilidad y gobernanza sólidos, firmes y nuevos", de los cuales el único que ha concretado es la voluntad de trabajar por una presidencia del Parlament independentista. Ha hablado también de buscar acuerdos en los ayuntamientos salidos de las últimas elecciones. Y, en tercer lugar, impulsar un frente democrático para defender a Catalunya y los derechos y las libertades. "Nos jugamos mucho", ha remachado.
Hasta aquí ha llegado la propuesta y no ha ofrecido ninguna concreción más. El president ha evitado avanzar en qué fórmulas está pensando para preparar un frente tanto en el ámbito del 23 de julio como en la gobernanza y ha apuntado que sería un mal favor y una falta de respeto adelantar planteamientos concretos. "Nos tenemos que sentar, dado que compartimos objetivos básicos de nuestro país, lo que tenemos que hacer es hablar y a partir de aquí encontrar las fórmulas", ha argumentado.
Tampoco tiene intención de convocar un encuentro de los partidos para hablar, ni se ha referido a la propuesta que ayer planteó el secretario general de Junts, Jordi Turull de un acuerdo para contribuir conjuntamente a las elecciones generales. De hecho, desde presidencia se subraya que los partidos ya están hablando desde la noche del domingo para cerrar los gobiernos municipales. Lo único que se ha comprometido es a "trabajar por el acuerdo y por espacios de trabajo para encontrar estos mecanismos". Para hacer todo eso posible, ha reclamado a los partidos generosidad y firmeza "ante los tiempos que vendrán que serán difíciles".
No adelanta elecciones
Lo que sí ha descartado Aragonès con claridad meridiana es un adelanto electoral en Catalunya dado que, según ha asegurado, ahora el país necesita instituciones fuertes. Con todo, ha reconocido que los resultados de ERC son malos y que esta formación tiene que hacer las cosas mejor", por lo cual "el Govern también asume esta necesidad de hacer las cosas mejor".
Al ser interrogado sobre la mesa de diálogo, ha apuntado que las circunstancias han cambiado, que ante el PP y Vox resultará imposible.
El llamamiento de hoy de Aragonès, pues, se ha concentrado a pedir una respuesta —sin concretar nada— ante la llegada a la Moncloa de los "partidos que más han atacado a Catalunya"; ha planteado la necesidad de dar una salida al toque de atención a la abstención del independentismo que han hecho evidente las elecciones del domingo -"nos dicen, os tenéis que entender, y lo tenemos que hacer", ha argumento; por lo cual ha reclamado abrir un "nuevo ciclo político"