Este viernes hará tres meses que Catalunya votó y quedarán sólo 12 días para que se active automáticamente la convocatoria de nuevas elecciones, que se celebrarían a mediados de julio. La única posibilidad de evitar que eso pase es que in extremis, Pere Aragonès convenza a Junts, sea aceptando repetir la coalición o arrancando los cuatro votos imprescindibles. Y él mismo se ha comprometido a seguir intentándolo hasta el último segundo.
La sombra de las elecciones se ha cernido sobre la sesión de control de este jueves en el Parlament. Han salido tres noticias. La primera, que los comunes se apartan, de momento. No seguirán negociando con ERC si los republicanos no se comprometen a que Junts per Catalunya no forme parte del Govern, ni ahora, ni más adelante. La segunda, que el PSC implora a ERC que levante el veto que le pusieron durante la campaña electoral. Y la tercera, que los de Junqueras detectan un "deshielo" después de la cumbre de ayer con la CUP y Junts.
Deshielo
"No daré un paso al lado", ha advertido Aragonès, segundos después de que Salvador Illa le haya pedido que "se haga a un lado" y deje que el líder del PSC pruebe suerte con una investidura. El dirigente de ERC tampoco ha recogido el guante de los comunes y ha seguido insistiendo en la necesidad de sumar con Junts y con los de Colau. "Estoy convencido de que es posible".
A su vez, el jefe de filas de ERC en el Parlament, Josep Maria Jové, que forma parte del equipo negociador para la investidura, ha remarcado que los partidos independentistas no se pueden permitir "malbaratar" el 52% de votos recogidos el 14-F. Jové ha sido quien ha hablado de "deshielo" y de "conjura para alejar la sombra de elecciones", después de la cita a tres de ayer entre ERC, Junts y la CUP. Eso sí, no se ha ahorrado alguna crítica a la actitud del partido de Jordi Sànchez, de "decir hoy y desdecirse al día siguiente", porque "es frustrante y mantiene al país en la incertidumbre absoluta".
En cambio, desde Junts per Catalunya, su portavoz, Albert Batet, ha preferido no hacer sangre y obviar toda mención a la negociación para formar gobierno. Su intervención la ha centrado en la gestión de la pandemia y ha sugerido a Aragonès que encargue una auditoría interna sobre cómo se ha combatido la Covid desde el Govern de la Generalitat. Una propuesta que no le ha parecido mal a Aragonès, que ha replicado que para poder hacerlo hace falta que haya gobierno con plenas funciones.
Las hojas del calendario van cayendo inexorablemente. Quedan 13 días y sigue sin resolverse el quid de la cuestión: ¿ERC se abrirá a repetir la coalición? ¿Junts prestará cuatro votos si los republicanos mantienen la apuesta de gobernar en solitario? ¿Y los comunes, saltarán del barco?