Aviso desde el Parlament de Catalunya con la mirada puesta en el pleno de investidura que esta misma mañana se celebra en el Congreso de los diputados. El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha advertido, al abrir el debate de política general, que "el futuro presidente del Gobierno se tiene que comprometer a encontrar entre todos la vía para que Catalunya vote sobre su futuro, incluyendo su independencia." Dos horas antes de que en Madrid arrancara el debate de investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, Aragonès ha subrayado que los resultados de las elecciones generales ofrecen "la oportunidad" para abrir esta negociación. "Nuestro deber es aprovecharlo", ha advertido en un claro mensaje dirigido a Junts a quien ha reclamado "unidad".
Aragonès ha asegurado que el candidato del PP fracasará "porque Catalunya le ha derrotado" y ha recomendado al candidato socialista, Pedro Sánchez, que "tome nota". Porque, según ha insistido, la amnistía será una "realidad", pero no es suficiente para resolver el conflicto entre Catalunya y el Estado. Siguiendo el hilo del discurso que Esquerra ha desplegado las últimas semanas, el president ha advertido que la amnistía es solo el punto de partida y ha exigido a Sánchez que se mueva y que lo haga "con valentía y decisión".
El president, a pesar de admitir que se trata de un camino "muy difícil", ha señalado las vías para abordar la autodeterminación que se han abierto entre el Reino Unido y Escocia, los acuerdos en el ámbito de Irlanda, o los acuerdos entre Canadá y Quebec, y ha argumentado que la resolución del conflicto pasa por establecer unas reglas del juego acordadas por todas las partes que hagan posible una salida pactada.
Conflicto de soberanía
Con esta idea ha arrancado Aragonès su discurso del debate en que el Govern señala las líneas generales del curso político, y ha sido también la cuestión con que ha cerrado la intervención. Ha advertido que entre Catalunya y el Estado hay un conflicto de soberanía, y no un problema de convivencia, ni de encaje, ni acomodación, y que se tiene que solucionar votando sobre la independencia.
El president ha defendido los resultados de la mesa de diálogo y la reforma del Código Penal, y ha insistido en su propuesta de Acuerdo de Claridad, además de apuntar las conclusiones de su Consejo Académico como punto de partida de la negociación con el Estado. Pero sobre todo ha destacado el escenario que abren los resultados de las elecciones generales del pasado 23 de julio, que han dejado en manos de ERC y Junts la "llave" de la gobernabilidad del Estado, lo cual crea una situación "objetivamente mejor para los intereses de Catalunya". "Esta vez no se puede construir una mayoría alternativa con Cs cada vez que nos plantamos", ha explicado, en referencia al apoyo de ERC al gobierno del PSOE durante la pasada legislatura. Ahora no hay alternativa a los 14 diputados independentistas, "son imprescindibles".
Amnistía
Ha asegurado que en los próximos meses podrá recibir en el Palau de la Generalitat al president Carles Puigdemont, y a la secretaría general de ERC, Marta Rovira, junto con el resto de exiliados, porque con la amnistía se pondrá fin a los 6 años de represión, y se archivarán todas las causas contra el independentismo que quedan abiertas. Desde la consulta del 9-N hasta el referéndum del 1-O. "La amnistía es un hecho", ha reiterado. Sin embargo, ha advertido que esto es solo el punto de partida de una nueva fase de la negociación —"en la cual celebramos contar con la implicación de grupos que hasta ahora, por las razones que sea, no se habían sentido llamados a participar", ha añadido en un reproche directo en Junts—, donde se abordará "el fondo del conflicto de la soberanía".
El debate de política general se ha abierto a las 10 de la mañana en el Parlament de Catalunya, dos horas antes que en el Congreso empezara el debate de investidura. El año pasado este debate se convirtió en el detonante de la ruptura del acuerdo de gobierno con Junts, después de que el portavoz de este grupo, Albert Batet, reclamó al presidente que se sometiera a una cuestión de confianza si no cumplía sus compromisos de investidura. No obstante, el pleno no ha despertado un especial interés, con la tribuna de invitados y autoridades casi vacías. Ha sido un discurso de más de dos horas. Cuando Feijóo ha subido a la tribuna del Congreso, Aragonès entraba en las últimas páginas de su intervención.