Durante toda la campaña electoral, Pere Aragonès repitió hasta la saciedad una frase para clausurar cada uno de sus mítines, "hacer del 14 de febrero uno nuevo 14 de abril". El candidato de ERC se reflejaba en la incontestable victoria que su partido recogió en las urnas el año 1931 -sólo tres semanas después de haberse fundado-, y que condujo a la proclamación de la República Catalana por parte de Francesc Macià. Las elecciones del 14-F le concedieron el deseo, a medias. ERC ganó en el campo independentista, pero sin una mayoría lo bastante amplia para llevarlo a la presidencia de la Generalitat sin peajes. Aquella República duró tres días, ya que Macià pactó con el Gobierno central la recuperación de la Generalitat y del autogobierno.
Durante el acto de conmemoración del 90 aniversario de la proclamación de la República Catalana que ha organizado el Govern -y que ha contado con la presencia del vicepresident y los consellers de Justicia, Educación y Empresa-, Aragonès ha subrayado la alegría que estalló en las calles de Catalunya. "Aquella alegría tenía sentido porque había muchas esperanzas depositadas en la República", ha reflexionado. El aspirante a la investidura ha establecido un paralelismo entre la etapa de progreso social y modernización del país que representó la Segunda República con la situación actual y ha pedido ser "herederos y continuadores". Según ha dicho, "hoy el país, como hace 90 años, también hay esperanzas". Por eso ha llamado a aprovechar "la oportunidad de continuar el legado" del republicanismo de los años 30 y "abrir una nueva etapa".
Aragonès ha puesto el énfasis en el hecho de que la proclamación del 31 fue posible gracias a la convergencia de tradiciones políticas diversas. Una conjunción que ha llamado a repetir, ahora sumando ERC, Junts, la CUP y los comunes. Asimismo, el vicepresident en funciones ha resaltado que el secreto del éxito de la República Catalana radica en que "la libertad nacional y el progreso social iban de la mano".
El escenario escogido para ubicar el acto institucional ha sido la escuela Casas, en el barrio del Clot de Barcelona. Un centro que inauguró Macià el año 33 y que, según ha reseñado a la consellera Capella, se dedicó "al empoderamiento y la emancipación de las mujeres obreras".
Pendientes de respuesta
En las filas de ERC reconocen que se empiezan a impacientar con la actitud de Junts per Catalunya y no entienden por qué se está dilatando tanto la concreción de un acuerdo. Desde la segunda investidura fallida de hace más de 15 días, los equipos negociadores a duras penas se han visto. Un par de reuniones intercaladas en un intenso intercambio de propuestas y contrapropuestas.
Los republicanos afirman que la pelota se encuentra ahora en el tejado de Junts, que dispone de un "documento extenso" en el cual se detalla la oferta de acuerdo global. Una síntesis del que se han ido intercambiando las últimos semanas y que incluye desde los detalles de la mesa de diálogo a la renovada estructura de gobierno, pero también la propuesta para crear espacios de coordinación que sirvan para apagar los incendios que vayan surgiendo entre socios a lo largo de la legislatura.
Las espinas más allá del procés
Fuentes conocedoras de la interlocución entre las dos principales fuerzas del independentismo coinciden en señalar que si el acuerdo se acaba embarrancando no será por el Consell per la República. El asunto no ha quedado resuelto del todo, pero las dos partes admiten que ya no es un problema. Más allá de la diferencias en la hoja de ruta, concretamente de la respuesta que hará falta articular si se constata el fracaso de la mesa de diálogo dentro de dos años, los verdaderos puntos espinosos tienen que ver, también, con la gestión del día a día.
Como ha pasado siempre, la carpeta relacionada con la Corporación Catalana de Mitjans Audiovisuals vuelve a complicar las conversaciones. Otro de los puntos que chirrían es la voluntad de Esquerra Republicana de sacar competencias al Departamento de Vicepresidencia y Economía y Hacienda, que ahora pasará en manos de Junts. Aragonès apuesta por quedarse la gestión de los fondos europeos e incluso se ha sondeado la posibilidad de separar el apartado de hacienda.
En la imagen principal, Aragonès al acto de conmemoración del 14 de abril de 1931. / Sergi Alcàzar