Es un "auténtico escándalo democrático" y una "crisis institucional de primer orden". En estos términos se ha referido el president de la Generalitat, Pere Aragonès, al choque que se está produciendo en Madrid entre el poder judicial y el poder legislativo, que ha atribuido a las reformas impulsadas por ERC. Unas injerencias que "no son nuevas", pero que son un "signo de debilitamiento de la calidad democrática" del Estado español. Es por ello que, durante la sesión de control de este miércoles en el Parlament, el jefe del Govern se ha comprometido a dos cosas en este contexto: "Ni nos aliaremos con aquellos que atacan decisiones del Congreso y el Senado, ni miraremos hacia otro lado". Un mensaje muy parecido al trasladado esta mañana por Gabriel Rufián, garantizando a Pedro Sánchez que no los dejarían "colgados" en la reforma del poder judicial.

Buena parte de la sesión de control al president de la Generalitat ha girado en torno a esta cuestión. El jefe de filas de Junts, Albert Batet, ha denunciado que "en Catalunya ya hace años que los jueces del TC, sean conservadores o progresistas, vulneran sistemáticamente la soberanía de este Parlament". Ha calificado la española como una "democracia fallida", con un poder judicial que "se ha convertido en una Inquisición". Por eso, ha hecho un llamamiento a "todos los actores del independentismo" para "ponerse manos a la obra y acabar lo que empezamos el 1-O". En la misma línea, el diputado de la CUP, Xavier Pellicer, le ha advertido que la reforma democrática del Estado "ha tocado fondo" y le ha preguntado cuánto tiempo más piensa "generar falsas expectativas". El parlamentario anticapitalista ha recordado cómo el TC, también con mayorías progresistas, ha tumbado hasta 40 leyes catalanas. Y ha acusado a Aragonès de "desmovilizar" al independentismo con sus políticas.

En el turno de respuestas, el president Pere Aragonès ha asegurado compartir buena parte del diagnóstico: "Lo que ha pasado esta última semana con la mayoría conservadora del Tribunal Constitucional lo conocemos bien en Catalunya". El dirigente republicano ha situado Catalunya como el banco de pruebas de estos poderes y ha atribuido justamente los movimientos de la cúpula judicial a las negociaciones de ERC con el Gobierno para reforma del Código Penal de los delitos de sedición y malversación: "Fruto de esta proposición de ley se han levantado togas arriba. Señal que avanzamos. Y podemos avanzar mucho más si tenemos más fuerza".

Dicho esto, y garantizando que no mirará hacia otro lado, el president de la Generalitat ha tendido dos manos al resto del independentismo para sumar fuerzas e ir más allá en los frutos de la negociación con el Estado. La primera, a Junts per Catalunya: "Cuando avanzamos con el diálogo y la negociación, conseguimos que se muevan cosas y avanzar. Es imprescindible seguir acumulando fuerzas. Las diferentes miradas estratégicas no son incompatibles". Por eso ha "invitado" a Albert Batet a "seguir trabajando". La segunda mano tendida, a la CUP: "La posición desde Catalunya tiene que ser aprovechar todas las oportunidades para conseguir situar propuestas y debates en todas partes".

 

Sin calendario para los presupuestos

La líder de los comunes, Jéssica Albiach, ha preguntado por el calendario previsto para tirar adelante los presupuestos de la Generalitat, una semana después de alcanzar un "buen acuerdo" después de unas "negociaciones difíciles y complejas". El presidente de la Generalitat ha agradecido el "trabajo conjunto" con los comunes, que ha permitido "un acuerdo ambicioso con cesiones y ganancias mutuas". Aragonès ha evitado poner plazos a la tramitación parlamentaria de las cuentas, más allá de expresar la voluntad que sea "cuanto antes mejor", aunque ha admitido que hasta "principios" del año que viene no podrán llevarlos al Parlament. En este sentido, ha apremiado a Junts y el PSC, con quien todavía están abiertas las negociaciones: "Las cosas buenas no se tienen que hacer esperar. No se tendrían que hacer esperar innecesariamente".