En los dos meses y medio que quedan hasta las elecciones de febrero, ERC quiere blindar al vicepresident Pere Aragonès de las luchas partidistas para poner en valor su perfil institucional. El hedor a precampaña que impregna el ambiente lo pone difícil, más teniendo en cuenta que el actual president en funciones será el candidato a la presidencia el 14-F. El penúltimo pleno del Parlament antes de su disolución el 22 de diciembre ha sido un ejemplo más.
La gestión de la pandemia y las crisis económica y emocional que se derivan, el acuerdo de presupuestos de los de Junqueras con Moncloa y las peleas y contradicciones que frecuentan la alianza del Govern de la Generalitat donde conviven, como pueden, ERC y JxCat, han centrado la batería de preguntas al vicepresident Pere Aragonès.
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En plena sesión matinal en el Parlament, han irrumpido los datos sobre la situación de la epidemia en Catalunya, que sitúan el índice de transmisión del virus al límite que marca el cambio de tramo en el plan de desescalada del Govern. Hoy se encuentra en 0,89 —cinco puntos más que ayer—, y si está por encima de 0,9 no se puede avanzar. El Departament de Salut explica que ya preveían que los indicadores podían repuntar ligeramente estos días. Justo antes, Aragonès sacaba pecho de la gestión de su Govern. "Hemos revertido la segunda ola con más rapidez" que otros territorios. Concretamente, ha subrayado que "con las medidas impopulares" que ha decidido tomar su ejecutivo, "se está yendo tres veces más rápido que Madrid, en reducción de contagios, de camas de UCI, de presión hospitalaria". Y lo ha rematado dejando claras las prioridades de su Govern: "Sin vidas no hay negocio que valga".
Al mismo tiempo, el vicepresident ha anunciado que la Generalitat trabaja en un plan de salud mental para hacer frente a la "crisis emocional" que genera la pandemia.
"Antes de criticar, miren su casa"
De la sesión de control, todavía otro titular, este para rebatir las críticas de la líder de los comunes a las repetidas declaraciones contradictorias que salen de Palau en función de quien coja el micrófono. Jéssica Albiach ha lamentado que en las últimas 24 horas, por ejemplo, la consellera de la Presidència y portavoz, Meritxell Budó (JxCat), alertó de que quizás habría que poner el freno al avance del plan de desescalada; mientras que instantes después, Aragonès y la consellera de Salut, Alba Vergès (ERC), afirmaban que el paso de fase previsto para el lunes "no está en peligro".
"Los gobiernos de coalición no son fáciles, Usted lo sabe, todo el mundo tiene que mirar como tiene su casa antes de criticar a los demás", ha replicado Aragonès. El vicepresident hurgaba así en las desavenencias manifiestas del gobierno de coalición en el Estado entre socialistas y Podemos. La última, sobre cómo tiene que ser la reforma del delito de sedición.
Que paguen más los ricos de Madrid
El equipo de Vicepresidencia ha aprovechado la sesión de control para insistir en las bondades de uno de los puntos que contempla el acuerdo presupuestario de ERC con Pedro Sánchez, el que prevé combatir la competencia desleal que hace Madrid al resto de comunidades autónomas en materia tributaria, el famoso dumping fiscal. Tal como lo ha definido Aragonès, el resultado de los "delirios de grandeza del proyecto de Aznar", de "vaciar las periferias para hacer grande la capital".
Aprovechando una pregunta de su compañero de filas, Ernest Maragall, Pere Aragonès ha dirigido un mensaje velado a JxCat, que tanto ha criticado la armonización fiscal que quieren promover los republicanos de la mano del PSOE y Podemos. "Este Parlament aprobó en reiteradas ocasiones denunciar esta situación", ha recordado. Y se ha hecho con los votos de Junts.
En paralelo, ha querido salir al paso de aquellos que se quejan de que el objetivo que persigue esta medida es subir impuestos a los madrileños a discreción. "No exijimos que la clase trabajadora madrileña pague más, sino que los ricos paguen más".