Uno de los cambios más notables detectados en los editoriales de la prensa madrileña este último mes es el reconocimiento que Catalunya es el principal problema de España. Hasta finales del año pasado, este consenso no existía. En general, los pronunciamientos de los medios madrileños tendían a tratar el "desafío catalán" como un problema más entre muchos otros.
Este cambio de valoración vino acompañado de llamamientos al diálogo, a la concordia, al seny. Era una visión alineada con la que quería promover el nuevo gobierno español con la llamada "operación diálogo". A medida que el año avanzaba y no se concretaba nada, los editoriales de estos diarios se han calentado progresivamente, incorporando argumentos cada vez más fuertes para desacreditar el procés, el referéndum, el independentismo y a sus líderes.
Las ideas que sostienen estos editoriales son relevantes porque explican y califican el momento político catalán en España y condicionan su visión fuera de Catalunya. Desde el 1 de enero de 2017, estos son los argumentos que se utilizan:
- Es una conspiración de las élites catalanas para mantener su posición de poder sobre los ciudadanos. Una variante frecuente dice que es una herramienta para tapar la corrupción en Catalunya, especialmente de la familia Pujol Ferrusola.
- "España nos roba" es el lema que todavía se utiliza para engañar a los buenos catalanes. El déficit fiscal no existe.
- Nunca ha existido Catalunya fuera del proyecto unitario español. La dirección de la historia es la unidad de España.
- Catalunya nunca había vivido un periodo más pacífico, con más bienestar y mayor autogobierno en toda su historia fuera de los años en que ha sido una comunidad autónoma de España.
- El referéndum (y la independencia, evidentemente) es un proyecto totalitario, fuera de la constitución, extraño a las leyes y a las más elementales reglas del estado de derecho.
- Los referéndums son un instrumento típico de las dictaduras para someter a las personas. Ningún estado serio del mundo reconoce el derecho a decidir o a la autodeterminación ni tampoco convoca referéndums.
- Promover el referéndum es un populismo degradado, lo mismo que ha motivado a los británicos a votar el Brexit o lo que inspira la política de Trump.
- Los catalanes están divididos en dos por el referéndum y hay que proteger los derechos de la mitad de la población que quiere permanecer en España.
- El secesionismo va de baja: todas las encuestas lo señalan.
- Ni la Unión Europea ni sus autoridades y cargos atienden a los secesionistas. Una variante dice que Bruselas calla ante el desafío catalán y lo considera "un problema interno" de España.
- A causa de su obsesión con el referéndum, el Gobierno catalán no gobierna, es irresponsable, es incompetente. Sólo les preocupa la secesión y no el fomento del empleo, el bienestar de las personas, el buen funcionamiento de los servicios públicos, etcétera.
- La Generalitat no quiere implicarse en la gobernación de España y perjudica a sus ciudadanos. La prueba: no asistió a la Conferencia de Presidentes autonómicos.
- Los independentistas esconden sus planes a los ciudadanos y preparan clandestinamente la legislación de la Catalunya independiente.
- Adoctrinan la población —especialmente a los niños—, la manipulan emocionalmente y politizan toda la vida pública y las manifestaciones populares.
- Uno de los objetivos básicos del programa secesionista es anular el castellano en Catalunya.
- Los partidarios del referéndum —y todavía más los favorables a la secesión— son unos rústicos provincianos y antimodernos, unos mezquinos insolidarios y sectarios.
- Los dirigentes políticos que promueven en referéndum están locos, deliran.
- La Generalitat y los líderes independentistas rechazan cualquier diálogo con las instituciones del Estado español, a pesar de los esfuerzos del gobierno de Madrid.
Foto: Oficiales de la Batería Tidball del ejército unionista en la Guerra de Secesión de los EE.UU., 1862.