"Rabia, rabia, rabia. Quien siembra la miseria recopilación la rabia", era el eslogan más coreado a la manifestación que ha convocado Arran esta mañana con motivo del 11 de septiembre. El acto más joven de la Diada ha agrupado a unas 3.000 personas, la mayoría jóvenes, que han recorrido las calles del centro combinando lemas independentistas y anticapitalistas.
La manifestación ha evitado los grandes ejes y ha pasado por callejones escondidos. En realidad, después de pasar por un lateral de la plaza de la Catedral, han ido hacia el Forat de la Vergonya para acabar con un acto en la plaza Sant Agustí. La marcha ha avanzado con una notable falta de coordinación (a años luz de las ordenadas marchas de la ANC y de Òmnium) pero también con altísimas dosis de la espontaneidad, que se echa de menos en otras concentraciones independentistas.
Arran había previsto culminar la manifestación con la ocupación completa del edificio vació situado en la calle Portal Nou 4, para ponerlo a disposición del Sindicat d'Habitatge de Ciutat Vella. No les ha sido posible al encontrar uno de los pisos ocupado por un inquilino instalado por el propietario. Finalmente, la ocupación se ha suspendido.
En la cabecera|membrete, una pancarta dejaba claro el tono: "La lucha de la juventud, el futuro del pueblo". Los llamamientos a la acción han sido continuos: "Así, así, ni un paso atrás. Contra la represión, acción directa". Ha habido gritos en defensa de las libertades nacionales, pero también se han reivindicado otras luchas. Se ha criticado el racismo: "Nativa o extranjera, la misma clase obrera," y ha habido numerosas consignas contra la especulación: "Ni gente sin casa, ni casa sin gente" o "Fuera especuladores de nuestros barrios". Al fin, en el acto de clausura, han habido intervenciones de grupos feministas, de defensores del río Ebro, del Sindicat d'Habitatge de Ciutat Vella... El objetivo, lo dejaba bien claro una pancarta: "Nuestro límite es la victoria. Somos el futuro de nuestro pueblo".