“Nunca se había hablado tanto de una campaña gallega”. Lisa y llanamente. Es una reflexión que hace Bran Barral, profesor de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidade de Santiago de Compostela, y que ilustra en gran medida la “gran expectación” que se ha creado en torno a las elecciones en el Parlamento de Galicia del próximo 18 de febrero, que “se juzgarán en clave estatal”. Evidencia de eso es que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se volcarán desde el primer día en la campaña electoral: el sábado Sánchez estará en Ourense con José Ramón Besteiro, el candidato del PSdeG, y Feijóo participará en el tradicional gran acto del PP en la plaza de toros de Pontevedra con 14.000 personas, al lado de Alfonso Rueda, el candidato popular a la reelección, y de Mariano Rajoy. El presidente español y el líder de la oposición depositan sus esperanzas en estos comicios, que ambdos intentarán vender elecciones como un plebiscito del otro.
De telón de fondo, no nos olvidemos, está la Xunta de Galicia, en manos del PP desde 2009 con mayoría absoluta. El BNG y el PSdeG aspiran a revalidar la coalición de 2005 y fían sus esperanzas a la movilización. “La participación sube cuando hay posibilidades de cambio”, sentencia Bran Barral, que subraya que “todos los partidos están movilizando” y destaca que “la campaña será mucho más importante que en las elecciones del 2020”. “Dirimirá mayorías”, concluye. En esta línea, Fernando Martínez, profesor de Ciencias Políticas de la Universidade de Vigo, considera que en estos comicios “hay más juego” que en otros en los que “la alternancia era enormemente complicada”. Ahora bien, Antón Losada, profesor titular de Ciencia Política de la Universidade de Santiago de Compostela, rebaja un poco las expectativas y considera que el “cambio siempre está cerca”. Sea como sea, el gran reto que tendrán el BNG, el PSdeG y Sumar será incentivar la participación y visibilizar que el cambio es posible: mientras el 80% de los gallegos, según el último CIS, cree que ganará el PP, solo el 38% quiere que Rueda se imponga. Y mientras el 10% cree que la primera posición será para los nacionalistas gallegos o los socialistas, el 45% querría que la victoria fuera suya. Una cierta resignación que las fuerzas que aspiran a la alternativa tendrán que combatir.
Las elecciones del 18-F serán las primeras de un ciclo electoral este 2024 de, como mínimo, tres citas en las urnas. Después de las gallegas, llegarán las europeas, el 9 de junio, que pueden ser decisivas para el futuro de la Unión Europea, y las vascas, que todavía no están convocadas y también pueden marcar un punto de inflexión en el País Vasco. Las tres contiendas se leerán en una doble clave: la distribución de poder que derive de los resultados y, en paralelo, el vencedor de la disputa permanente entre PSOE y PP. No es menor, que, sin ser el eje vertebrador de la campaña, las elecciones gallegas serán las primeras en las que la ciudadanía de algún punto del Estado se puede pronunciar sobre la amnistía. A pesar de esto, Antón Losada duda mucho de que, en Galicia, “la amnistía dé un voto más al PP o le saque uno solo al PSOE”.
El electorado quiere que se hable de Galicia
Quien tiene claro qué mensajes quiere que lancen los partidos es la ciudadanía: a la hora de votar, el 70% apuesta por temas propios de Galicia, una cifra que llega al 91% en el BNG y que es del 60% entre los votantes del PP, según el CIS. Esta realidad lleva a Antón Losada a considerar que la estrategia del PP, que “va en la dirección contraria” a esto, es “incomprensible”. “Estamos viendo a Rueda hablar bastante de Catalunya y de Junts”, comenta Bran Barral, mientras que “cuando Feijóo era candidato, todas sus campañas eran Galicia, Galicia y Galicia”, recuerda Antón Losada.
En este sentido, Xoán Antón Pérez-Lema, abogado, escritor y periodista gallego, alerta de que españolizar las elecciones es un “pastel envenenado” y tiene “muchos riesgos” para el PP. En cambio, apunta que Sumar (con Marta Lois de cabeza de lista) sí que intentará estatalizar la campaña a través de la figura de Yolanda Díaz como “garantía que la gente trabajadora esté defendida”. Lo que es indiscutible es que Ana Pontón, la candidata del BNG, articulará un mensaje en clave de agenda gallega, hablando, entre otras cuestiones, de educación, sanidad e infraestructuras. “Una dinámica estatal penaliza el BNG”, remacha Fernando Martínez.
Por su parte, al PSOE históricamente lo ha beneficiado que las campañas gallegas se españolizaran porque tiene menos implantación territorial que el PP, según apunta Antón Losada, que se muestra convencido que convertir las elecciones en un referéndum “Sánchez «sí» o Sánchez “no” es un factor movilizador”. Eso podría estimular una bolsa de votantes socialistas que participan en las generales y se quedan en casa en las autonómicas. Fernando Martínez coincide en que, en circunstancias normales, el PSOE querría una campaña en “clave estatal”, pero sostiene que ahora puede llevar a los socialistas a “elementos que pueden ser incómodos”, un análisis al que se suma Xoán Antón Pérez-Lema, que considera que el PSOE “no tendría que estatalizar mucho la campaña” porque a Besteiro “no le interesa que se hable de amnistía”.
Unas elecciones que conducen a un escenario sin precedentes
Sea cual sea el resultado, la noche del 18 de febrero nos permitirá hacer una lectura con perspectiva histórica. No es ningún secreto que el cambio más rupturista sería que el PP perdiera la hegemonía; si eso pasara, todas las encuestas indican que la presidencia de la Xunta recaería en manos del BNG, cosa que nunca se ha dado. Los nacionalistas gallegos alcanzarían más poder que nunca y, además, triangularían una triple presidencia nacionalista inédita en las tres naciones del estado, con ERC en Catalunya y el PNV en el País Vasco. Pero hay más: Ana Pontón se convertiría en la primera mujer presidenta de la historia de Galicia.
En el escenario contrario, si el PP consiguiera revalidar y mantener la mayoría absoluta, conseguiría el periodo más largo de gobierno ininterrumpido en la Xunta, sumando las presidencias de Feijóo y de Rueda. El otro gran líder, Manuel Fraga Iribarne, ganó cuatro elecciones consecutivas (como Feijóo) y estuvo quince años gobernando, pero en 2005 la alianza entre el PSdeG y el BNG, con Emilio Pérez Touriño a la presidencia, lo desbancó por un escaño. El PP gobierna desde 2009 y Feijóo y su discípulo alcanzarían ahora una longevidad nunca vista en Galicia.
Un inicio de campaña marcado por las manifestaciones por la sanidad y por el medio ambiente
El arranque de la campaña electoral, que se produce oficialmente este jueves por la noche, lo habrán protagonizado dos manifestaciones. Este domingo, 4 de febrero, la plataforma SOS Sanidade Pública Galega ha convocado a la ciudadanía en Santiago de Compostela para reclamar medidas para resolver los graves problemas de la sanidad pública. La movilización, que llegará el tercer día de campaña, evidencia que la sanidad es una de las grandes preocupaciones de los gallegos (para el 10% de gente es el principal problema) y que este será uno de los temas que articulará las elecciones. El PP acusa la plataforma convocante de ser una “correa de transmisión” de la izquierda, aunque la marcha se anunció quince días antes de la convocatoria electoral.
Sumado a la sanidad, el medio ambiente también es uno de los grandes temas que hay sobre la mesa en Galicia. Las calles de Santiago se llenaron hace diez días para protestar contra la gestión de la Xunta de la crisis de los pellets, con 15.000 personas según la Policía Local de Santiago. La manifestación congregó a la sociedad civil, colectivos ecologistas, asociaciones de pescaderos y mariscadores, los candidatos de todos los partidos de izquierdas y líderes estatales, como Yolanda Díaz e Irene Montero.
Dos debates electorales en cuatro días para poner las cartas sobre la mesa
En todo este contexto, y en paralelo a los primeros actos de campaña, llegan los dos primeros debates electorales, con enormes diferencias. Este viernes, SER Galicia pone en marcha la maquinaria con un debate a tres, con Pontón, Besteiro y Alberto Pazos Couñago, el portavoz del PP en el Parlamento. Rueda no ha querido ir. Ahora bien, la gran cita se prevé el lunes 5 de febrero en la Televisión de Galicia, con Rueda, Pontón, Besteiro, Lois e Isabel Faraldo (la candidata de Podemos, con escasas opciones de conseguir representación). Un debate que puede ser decisivo.
Así, entre una cosa y la otra, Galicia (y, por extensión, el conjunto del Estado) habrá entrado nuevamente en campaña electoral. Y pondrá en marcha el camino que lleve a los gallegos y las gallegas a votar el 18 de febrero en unas elecciones en las que quieren que se hable de ellos y de sus problemas, pero que, inevitablemente, irán más allá de lo que pasa a Pontevedra, Coruña, Lugo y Ourense.