El año 2020 podría haber marcado un cambio en la historia del ya extinguido partido Ciudadanos. En septiembre de 2020 se produjo una reunión secreta entre las cúpulas del Partido Popular y Ciudadanos en el chalet de quien era el líder del partido en aquella época, Pablo Casado, en Navas del Marqués, Ávila. Según revela The Objective, Casado hizo de anfitrión en una comida que se alargó durante horas, y a la que estaba invitado su mano derecha, Teodoro García Egea, y tres de los principales dirigentes de Ciudadanos, Inés Arrimadas, Carlos Cuadrado y José María Espejo. Ambos partidos venían de presentar una candidatura conjunta en el País Vasco. Casado destacaba que por primera vez estuvieran juntos en unos comicios, mientras que Arrimadas celebraba haber conseguido dos de los seis escaños que logró la coalición, después de la situación convulsa en la que había quedado el partido tras la dimisión de Albert Rivera en 2019.

Casado organizó este encuentro para plantear sin tapujos a Arrimadas su deseo de que PP y Ciudadanos volvieran a asociarse. Desde Ciudadanos se recibió positivamente la propuesta, aunque a condición de que no fuera una integración total, sino que tuvieran cierta autonomía y conservaran su identidad. El digital detalla que se pusieron sobre la mesa varias opciones, como la fórmula de PP y UPN durante dos décadas en Navarra, o la coalición entre Convergència i Unió durante décadas. Los líderes de las dos formaciones pidieron a García Egea y a Cuadrado que trabajaran en esa posibilidad.

Giro de guion de Ciudadanos

En la primera reunión del comité permanente de Ciudadanos, que ya contó con la presencia de Marina Bravo, los tres compañeros de la cúpula explicaron el contenido del encuentro con el PP. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando Arrimadas se negó a continuar con la propuesta. "No me veo de número dos de Casado", afirmó. Precisamente en ese momento se descartó la integración en la bancada de los populares.

Después de plantear la opción de integrarse, empezaron los problemas en algunos gobiernos donde los dos partidos gobernaban en coalición. Como los choques entre Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado en la Comunidad de Madrid, que empezaron a salir a la luz. Una situación similar se producía en Murcia, y el nerviosismo empezó a llegar a las filas de Cs al ver que en las diversas comunidades donde compartían el poder, el PP subía en las encuestas en detrimento de ellos. La pérdida de apoyo entre los votantes de la derecha llevó a los de Arrimadas a acercarse al PSOE. Primero, negociando durante los estados de alarma, ya que los 10 diputados naranjas apoyaron la mayoría de prórrogas que planteaba el Gobierno, aunque a cambio de concesiones. A finales del 2020, el Gobierno de Sánchez planteó a Ciudadanos la posibilidad de presentar mociones de censura conjuntas en varias comunidades autónomas. Interpretaron que era el momento para separar al PSOE de Podemos y el resto de socios de investidura. El digital asegura que Arrimadas quiso atraer a los socialistas de nuevo a su terreno y dio luz verde a iniciar las conversaciones entre los partidos, aunque ahora lo desmiente.