La dirección de Ciudadanos ha desoído y relativizado las contundentes críticas por el hundimiento del partido en las elecciones del pasado 14 de febrero y han asegurado que la gran mayoría de sus miembros han cerrado filas con la presidenta, Inés Arrimadas, y con el resto de la cúpula. Según afirman, las voces críticas "son minoritarias" y la dirección sigue enrocada en no hacer autocrítica a pesar de que ayer algunos ex altos cargos pidieron la cabeza de Arrimadas y Carrizosa.
Fuentes de la cúpula indican que la conclusión de la reunión del lunes, en el que se analizaron las causas del resultado en Catalunya (donde Cs ha perdido 950.000 votos respecto a 2017 y ha bajado de 36 escaños a seis), fue que en el partido "no sobra nadie" y que deben estar "más unidos que nunca". Aun así, recuerdan que la única persona que puede apartar a alguien de su cargo es Arrimadas, que es quien realmente "manda" en el partido y quien toma las decisiones, sin ser "títere" de nadie. Señalan que los más críticos, aunque puedan ser figuras "mediáticas o relevantes", representan "una minoría" en la Ejecutiva.
Posible moción de censura
Respecto a la posibilidad de que un sector de afiliados descontentos planteen una moción de censura contra Arrimadas, en la dirección afirman que si son suficientes, lo podrán hacer, porque así está contemplado en los Estatutos. Sin embargo, no creen que sea el momento de aplicar este mecanismo ni de convocar un congreso extraordinario, pues la última Asamblea General ordinaria se celebró la pasada primavera. "Cualquiera que realmente quiera a este proyecto no debería estar pensando en hacernos daño entre nosotros", manifiestan, defendiendo que en este momento complicado es necesario estar "cohesionados".
Por otro lado, en la dirección de Ciudadanos defienden al candidato a la Presidencia de la Generalitat, Carlos Carrizosa, al que describen como un "héroe" por haber asumido este papel y haberlo "dado todo" en la campaña sabiendo que no lo iba a tener nada fácil.
Los argumentos del fracaso
Por otro lado, las fuentes destacan que uno de los factores que explica los malos resultados en Catalunya es la estrategia que aplicó la anterior Ejecutiva, liderada por Albert Rivera, y que hizo posible los éxitos de los comicios autonómicos y municipales de 2019 que le llevaron a ocupar varias vicepresidencias regionales y vicealcaldías. "Se apostó por un proyecto nacional que se sabía perfectamente que iba a perjudicar" en el ámbito catalán, afirman las citadas fuentes, que explican que el objetivo que se marcaron fue superar al PP y convertirse en el partido de referencia del centroderecha en España.
Según precisan, esa estrategia incluía que Arrimadas, que había ganado las elecciones en 2017, dejara su escaño en el Parlament y concurriera a las elecciones generales de abril de 2019 para acompañar a Rivera en su intento de llegar a la Moncloa. Pese a las consecuencias que eso ha tenido ahora, en la cúpula de la formación naranja siguen pensando que esa decisión fue acertada y recalcan que no la tomó solo Rivera, sino que fue respaldada por toda la Ejecutiva de entonces, en la que estaban muchas de las personas que ahora forman parte de la Ejecutiva de Arrimadas.
También piensan que el hecho de mantener el mismo discurso en toda España, sin cambiarlo en función de cada comunidad autónoma, les puede haber perjudicado, porque puede haber determinadas cuestiones que "se entiendan peor" en Catalunya o en el País Vasco.
Más excusas: la participación
En este sentido, en Cs ya eran conscientes de que en los comicios catalanes iban a sufrir una caída importante en el número de escaños, aunque admiten que no esperaban que la participación fuera tan baja (del 53,42%) y sostienen que si hubiese alcanzado el 65%, habrían quedado por encima de Vox.
Asimismo, reconocen que era "imposible" conseguir algo que se considerase un buen resultado cuando la referencia eran los 36 escaños de 2017 y cuando ya en las generales de abril, el porcentaje obtenido por Ciudadanos en Catalunya fue de un 11,5%, lejos del nivel de respaldo conseguido en otras comunidades autónomas. Por todo ello, en la dirección de la formación naranja concluyen que la debacle electoral del pasado domingo "no es por los quince días de campaña ni por este año de la nueva Ejecutiva".