Inés Arrimadas se queda, por ahora. La presidenta de Ciudadanos no tiene pensado marcharse en un futuro inmediato, a pesar de la derrota en Andalucía y la oleada de voces críticas que tiene que afrontar. En la región meridional de España, los naranjas fracasaron estrepitosamente, pasando de ser la tercera fuerza con 21 diputados a desaparecer del Parlamento y su candidato, Juan Marín, viéndose obligado a dimitir. Hasta ahora, ha sido el único que se ha atrevido a dar este paso. Arrimadas ya anunció la semana pasada que no planteaba irse (una decisión que ha reafirmado este lunes), y anunciaba una "renovación profunda" a Ciutadans que podía entenderse como una "refundación" en toda regla. Lamentando que la marca ya no se percibía como "útil" para los españoles, también se sacudía las responsabilidades, opinando que los resultados en Andalucía no eran un problema "del trabajo hecho ni de las personas que lo han llevado a cabo".
Este lunes, la presidenta de Cs ha tenido que hacer frente a toda la directiva naranja, habiendo convocado a una ejecutiva ampliada para hacer frente a la derrota electoral. Pero esta, en lugar de sumar presión a Arrimadas o abogar por su disolución íntegra, ha decidido apoyar a la líder en el proceso que tiene que venir y que tiene que permitir transformar el partido, cambiando su marca y sus estrategias políticas y comunicativas. Así lo ha informado Arrimadas durante una rueda de prensa posterior a la reunión que ha empezado con un tono tan solemne y serio que parecía que iría en otra dirección.
Ella misma ha reconocido cuál era una de las opciones planteadas: "Dimitir en bloque, yo y todo mi equipo, para anunciar un congreso y dejar lugar a otras personas". "Esta opción es la más sencilla, la más cómoda para mí y todo mi equipo", ha dicho. Pero la líder ha demostrado su obstinación con terminar, y ha anunciado que han decidido otra vía: quedarse con el fin de pilotar la refundación de Cs. "He puesto mi cargo a disposición de la ejecutiva permanente y me han pedido que continuemos fuertes en la refundación", ha anunciado. "Entre aquello correcto y aquello cómodo, hemos decidido aquello correcto, no sólo para el partido y para la militancia, sino que también para el país".
Renovación en seis meses
La rueda de prensa de este lunes no ha servido para aclarar muchos detalles sobre esta pretendida refundación de Cs, si bien Arrimadas ha explicado nuevamente que esta ya estaba prevista desde hacía unos meses, pero que los resultados en Andalucía han hecho acelerar las previsiones. Si antes la idea era renovar el partido en un plazo de doce meses, ahora las fechas se han tenido que cambiar: Cs quiere haber culminado el proceso antes que acabe este año. "Es posible hacerlo en seis meses y es necesario para llegar a las elecciones autonómicas y municipales", ha advertido, recordando que en mayo de 2023 acogerá una macro-jornada electoral que podría ser decisiva en la desaparición definitiva de Cs. Para hacerlo posible, el partido ya ha iniciado el trabajo, con la constitución de un equipo político que tiene que impulsar la refundación, y también con la pretensión de involucrar activamente la militancia con cinco grupos de trabajo, en una formación donde no es precisamente notorio para implicar sus bases.
Sólo será entonces cuando Inés Arrimadas se plantee abandonar el barco naranja. "Mi compromiso personal y el del equipo son estar hasta que se haga la refundación. Nos comprometemos a pilotar este proceso", ha afirmado, revelando que Cs tendrá que hacer frente a su presidencia como mínimo hasta finales de año. La incógnita aparecerá después. "A partir de aquel momento, serán los militantes los que decidirán, y los que den con su voto un pistoletazo de salida a la próxima etapa", que podría contar o no con ella. Y, con todo, todavía un aviso final para dejarlo todo bien claro: "Ninguno de los miembros de mi ejecutiva será un problema para el partido. Ni marchándonos cuando no nos tenemos que marchar, dejando eso así, ni quedándonos cuando haya personas que puedan hacerlo mucho mejor que nosotros".