"La conspiración para destruir liderazgos del mundo soberanista no está tan lejos del juicio que se hace por el 9-N". Así ha equiparado el expresident de la Generalitat y presidente de CDC, Artur Mas, que se juzgue el hecho de haber puesto las urnas para consultar a la ciudadanía catalana a las conspiraciones entre el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, y el ya exjefe de la Oficina Antifrau de Catalunya Daniel de Alfonso.
En una conversación a tres en RAC1 con la exvicepresidenta del Govern Joana Ortega y la exconsellera d'Educació Irene Rigau en la que han reiterado su convencimiento de que "no ha habido ningún incumplimiento de la ley", así como la seguridad que tenían de que el caso no sería juzgado, Mas ha puesto de manifiesto que, aunque "los acusados somos nosotros, los afectados es todo el pueblo de Catalunya" porque eso "afecta a toda la población" y "no sólo la gente que quiere que Catalunya sea un Estado independiente".
Ortega ha querido dejar claro que lo que se les imputa "no es un acto criminal", sino un "acto de democracia" porque se trata de "dar voz a los ciudadanos", y ha tildado el acto de "cinismo y de una caradura absoluta" porque, además, "quien realmente hizo posible que más de dos millones de personas pudieran hacer este acto democrático fueron los voluntarios".
La exvicepresidenta se ha lamentado: "No sé cómo explicar a mi hija de doce años lo que está pasando", mientras que Rigau ha puesto de manifiesto que "nos están perjudicando personalmente, familiarmente y seguramente en las carreras futuras".
Eso sí. A pesar de todas las consecuencias políticas y personales que les puede comportar este juicio, los tres se han mostrado convencidos: "Lo volveríamos a hacer".
Estrategia para ganar votos
"No es la primera vez que el PP utiliza Catalunya para ganar votos". Mas, Ortega y Rigau han cargado contra el caso Jorge Fernández porque ellos serán juzgados por "un acto democrático", mientras que "estos estos días hemos visto una conspiración en toda regla que no ha comportado ninguna responsabilidad y que sólo preocupa quién lo ha filtrado".
Mas, nada sorprendido por lo que ha hecho el ministro en funciones, ha expuesto su punto de vista poniendo de relieve que tiene la sensación de que "eso en una democracia real, una cosa así no la aguanta el ministro del Interior, hay responsabilidades inmediatas".
Ahora bien. El expresident sí que ha reconocido que lo que verdaderamente le ha desconcertado es que "una persona que tenía toda la confianza del Parlament se prestara a este tipo de conversaciones que no dejaban de ser una conspiración" y ha dicho claro y catalán que "una Convergència fuerte es lo que más molesta al Estado, más que la CUP o ERC".
Y no sólo eso. Los tres no se han privado de cargar contra el ministro del Interior en funciones por no haber dimitido, ni haber dado explicaciones porque "es inmoral y de una indecencia que no hay Marcelo que lo aguante".
Los forasteros
A pesar de no sorprenderse de los hechos, "conociendo al personaje", Ortega –que se ha mostrado muy dolida porque cree que "no hay derecho"– no se ha podido privar de describirlos como "muy, muy fuertes" porque se trata de un acto "brutal" que "hace un daño absoluto a la política" y más todavía "si no hay responsabilidades".
Rigau se ha sumado a las palabras de su compañera, pero ha ido un paso más allá y ha asegurado que escuchando las conversaciones entre Jorge Fernández y De Alfonso ha llegado a no considerarlo un ministro suyo y ha añadido que es un elemento que la hace sentir "todavía más forastera".
Para Mas –que ha confesado no haber hablado con Jorge Fernández porque no tiene "ganas"–, "el hecho grave es que un ministro del Interior se dedique a eso sin que pase nada". El expresident también ha querido dejar claro que a De Alfonso lo propuso él, pero que de 135 diputados, sólo tres votaron en contra de su nombramiento.