El arzobispado de Madrid se ha mostrado dispuesto a acoger en "terreno sagrado" los restos del dictador Francisco Franco y asegura que "acatará" el mandato legal de la exhumación del dictador una vez sea "firme y ejecutivo". Son consideraciones que hace en un comunicado después de que el Consejo de Ministros haya aprobado un real decreto-ley que modifica la Ley de memoria Histórica y supone el primer paso para sacar a Franco del Valle de los Caídos.
"Como Iglesia no tenemos la competencia para valorar la conveniencia ni la urgencia de la modificación legal; sí mostrar nuestra efectiva disposición para acoger en terreno sagrado los restos mortales de un bautizado", apunta el comunicado.
El arzobispado también hace un llamamiento al consenso y especialmente dice que haría falta que gobierno español y familia se pusieran de acuerdo sobre qué hacer con los restos del dictador. También pide que un acuerdo entre las diferentes formaciones políticas. "Un eventual traslado se tendría que hacer con el mayor consenso posible, especialmente entre gobierno y familia del difunto", apuntan.
En el comunicado, el arzobispado dice que la Iglesia católica de Madrid quiere "preservar su independencia política" y centrarse en "fomentar el espíritu de concordia entre todos los españoles y cultivar la oración para la consecución de una convivencia en paz, justicia y libertad".
En la rueda posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta Carmen Calvo ya ha dejado entrever que la Iglesia no sería impedimento para la exhumación de Franco. "El gobierno [español] dispone de instrumentos en el marco de los acuerdos con la Santa Sede para proceder en términos de estricta legalidad al objetivo de exhumar a Franco", ha manifestado a la vicepresidenta.
A partir del día 31 de agosto, el gobierno español dará 15 días a la familia de Franco para comunicar formalmente al ejecutivo dónde quiere llevar los restos de su pariente. Si no hay respuesta o no hay acuerdo entre los familiares, el gobierno español decidirá dónde se entierra. Calvo ha garantizado que, si se llegara a este extremo, los restos se llevarían a un lugar "digno y respetuoso".