Todo aquello que tiene vinculación con el independentismo todavía escuece y distorsiona la política española. Es una de las conclusiones que se extraen del paso fugaz de Antonio Cabrales como consejero del Banco de España. Lo cierto es que lo tenían todo a punto. El PSOE y el Partido Popular (PP) se habían puesto de acuerdo para pactar los nombres de los dos consejeros de la entidad que tenían que ocupar las vacantes que dejaban Carmen Alonso y Fernando Eguidazu, que habían agotado el mandato. La vicepresidenta Nadia Calviño y la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, se habían decantado por escoger a dos profesionales de perfil técnico de larga trayectoria.
Los socialistas habían escogido a Judith Arnal, doctora en Economía y hasta hace poco jefa de gabinete de la misma vicepresidenta, y los populares habían seleccionado a Antonio Cabrales, otro doctor en Economía que tenía detrás una dilatada experiencia. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, había avalado la operación. El Consejo de Ministros los había nombrado este martes, el Boletín Oficial del Estado había publicado la designación este miércoles y lo más notorio es que, a las puertas de un ciclo electoral potente, los dos principales partidos españoles habían conseguido aislar el acuerdo de la disputa política. Vistos los acontecimientos, nadie sabía que se había solidarizado con la exconsellera Clara Ponsatí.
En menos que canta un gallo todo se empezó a torcer, porque Cabrales dimitió pocas horas después de ser ungido por el Consejo de Ministros una vez el periódico digital The Objective publicó que este catedrático, al lado de decenas de académicos, firmó un manifiesto de apoyo a Clara Ponsatí que, a pesar de la amenaza de extradición, había sido readmitida en la Universidad de Saint Andrews (Escocia). También había firmado otro en defensa de la tesis supuestamente plagiada que había escrito Pedro Sánchez. Cabrales se apartó por la exposición mediática que podía implicar el tornado que se había generado. "Renuncio. No quiero tensar más el país y me parecía que esto lo iba a tensar. Necesitamos calma", ha reconocido él mismo en declaraciones en el diario ABC.
¿Pero dimitió él o lo han hecho dimitir? La publicación del manifiesto puso al PP como una moto aunque niegan que lo forzaran a renunciar a través de una llamada de la secretaria general Cuca Gamarra, tal como afirma The Objective. Fuentes de Génova aseguran que, durante el proceso de selección, no supieron que Canales hubiera firmado el texto y se limitan a expresar que el economista "comunicó a Gamarra la decisión de dimitir". De hecho, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha calificado de "correcta" la renuncia apuntando que el consejero relámpago "tiene antecedentes que para mucha gente son incompatibles con formar parte de un organismo del Estado". Esta versión choca con la que ha dado el entorno de la vicepresidenta Calviño, que creen que el PP está mintiendo y que Cabrales dio un paso al lado a consecuencia de las presiones de la dirección popular.
El manifiesto de la discordia
El escrito en cuestión tenía la estampa de 55 académicos, entre ellos el sentenciado Cabrales, y lo encabezaban Andreu Mas-Colell y Jordi Galí (Universitat Pompeu Fabra), Salvador Barberà (Universitat Autònoma de Barcelona) y Albert Marcet (Institute for Economic Analysis). En fecha de abril de 2018, se dirigían a la rectora de la universidad escocesa de Saint Andrews, Sally Mapstone, a quien agradecían que hubiera admitido a Ponsatí, que llegó procedente de Bélgica después del referéndum del 1 de octubre. La carta subrayaba que Ponsatí estaba "comprometida con los principios de la democracia y la acción política no violenta".
Sea como sea, el entorno de Feijóo se había fijado en un académico alejado de los círculos de influencia del Partido Popular. Cabrales acumula una carrera profesional distinguida. Es doctor en Economía por la Universidad de California y catedrático por la Universidad Carlos III de Madrid, por la Universidad College de Londres y por la Universitat Pompeu Fabra, donde conoció a los firmantes del manifiesto. Fue vicepresidente ejecutivo de la European Economic Association, presidente de la Asociación Española de Economía y, aparte de varios reconocimientos, ha sido uno de los autores de la agenda España 2050. El Partido Popular ya le busca sustituto.