La lectura, ahora hace un año, del comunicado donde se anunciaba la disolución de ETA puso los servicios de inteligencia españoles bajo la pista de José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera. Su enpecinamiento para consensuar el contenido del documento fue lo que ha llevado finalmente a su detención, ayer jueves, en las puertas de un hospital en los Alpes franceses.
El hombre que lo fue todo en la banda terrorista pasó a la clandestinidad en noviembre del 2002, cuando siendo diputado por Euskal Herritarrok fue citado por el Tribunal Supremo por haber ordenado el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en que fueron asesinadas once personas, seis de ellas menores de edad. Fue entonces cuando decidió huir.
No fue hasta dieciséis años después que volvió a ser localizado. El histórico dirigente de ETA se empeñó en consensuar personalmente con otros dirigentes de la banda el contenido del documento de disolución de la banda terrorista, hecho público el 3 de mayo de los 2018. Resulta que uno de ellos estaba siendo vigilado por la inteligencia española. La información se trasladó a la Guardia Civil y la policía francesa, que se pusieron a trabajar.
No era la primera vez que se había localizado Joseu Ternera en Francia. En el 2013 fue visto con su pareja y la hija en la localidad de Durban-sur-Ariège, una pequeña localidad cerca de Andorra. Se montó una operación policial, pero huyó.
Operación Infancia Robada
Ahora ha sido otra cosa. Las investigaciones consiguieron determinar la falsa identidad que utilizaba Ternera -se hacía pasar por un ciudadano venezolano-, que había fijado su residencia cerca de la localidad de Saint Gervais les Bains, en los pies de los Alpes franceses y a tocar con la frontera de Italia y Suiza. El dirigente de ETA estaba siendo tratado de un cáncer que sufre desde hace años en un hospital de la localidad de Sallanchez, a unos 11 kilómetros de su domicilio.
El jueves, Josu Ternera, tenía una vista programada en el hospital. Las policías española y francesa pusieron en marcha la operación denominada Infancia Robada, en recuerdo a los menores muertos en el atentado de Zaragoza. A las 7 de la mañana el histórico dirigente de ETA, acompañado de otro hombre, fue detenido en el aparcamiento del hospital por agentes de la policía francesa. Fue una operación rápida, no opuso resistencia. Dos policías cerraron el paso a un hombre que avana con una mochila, con gafas| oscuras y una gorra. Le preguntaron si era José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea. Contestó afirmativamente y fue detenido. Así de sencillo.
Fue atendido en el hospital para recibir el tratamiento contra el cáncer y después fue ingresar en la prisión de Bonneville por orden judicial. Tiene pendiente de cumplir una condena de ocho años de prisión en Francia, que le impusieron en el 2017, cuando fue juzgado en rebeldía. Tiene pendientes al menos cuatro causas con la justicia española.