El catalán en Catalunya, las Illes Balears y el País Valencià -bajo la denominación de valenciano-; el vasco en el País Vasco y Navarra; el gallego en Galicia y el aranés también en Catalunya. Estas son, de momento, las lenguas cooficiales junto con el castellano en el Estado español. Ahora bien, a medio plazo podría haber una quinta, el asturiano.
Y es que el debate sobre la oficialización de la lengua asturiana está este 2018 más vivo que nunca, con una demanda social a favor de la oficialidad que ya supera la mitad de la población y con una iniciativa puesta en marcha con el objetivo de convertir esta lengua en cooficial -junto con el castellano- en el Principado de Asturias, una idea que ha alborotado al españolismo ante la posibilidad de que, de acuerdo con el artículo 3 de la Constitución española, Asturias se convierta oficialmente en bilingüe.
La situación política actual, con un Parlamento asturiano atomizado en seis grupos para solo 45 escaños: PSOE-FSA, 14; PP, 11; Podemos, 9; Izquierda Unida, 5; Foro Asturias, 3 y Ciudadanos, 3, hace posible que se pueda admitir a trámite una iniciativa de reforma estatutaria, ya que para empezar los trabajos hay que conseguir el apoyo de una cuarta parte de los diputados -12 de 45-, una cifra superada con creces por los partidos partidarios de la oficialidad: Podemos, Izquierda Unida y, con reservas, Foro Asturias.
Ahora bien, poner en marcha los debates no quiere decir, ni mucho menos, conseguir los objetivos finales, ya que, de momento, no está asegurada ninguna mayoría significativa para transformarlos en una realidad. La clave está en manos del PSOE-Federación Socialista de Asturias (FSA), que se debate entre la ambivalencia de apostar por la oficialidad en el ámbito del partido y por la negativa a hacerlo en el ámbito del Gobierno. Por su parte, el PP y Cs se muestran contrarios a la posibilidad de abrir Asturias al bilingüismo oficial.
Las elecciones del año 2016 dieron una victoria corta a la FSA y la presidencia a Javier Fernández, el mismo que presidió la gestora del PSOE durante la crisis de liderazgo que acabó con el retorno de Pedro Sánchez. Según explica a El Nacional Carlos Pulgar, portavoz de la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana, principal entidad en defensa de la oficialidad del asturiano a través del llamado Proyectu 2018, el problema radica en que "por una parte el 'sanchismo' [defensores de Pedro Sánchez] se definió como proclive a tratar la oficialidad y así lo incluyó en las resoluciones del partido en su último congreso asturiano". Por otra parte, sin embargo, el Gobierno del Principado, también socialista, se posiciona en contra porque "no estaba incluido en el programa electoral con el que se concurrió a las elecciones".
El PSOE tiene la oficialidad en sus manos
De hecho, según recuerda Pulgar, si el PSOE se adhiriera a las demandas de oficialidad, se podría llegar a sumar hasta 31 escaños a favor -PSOE, Podemos, IU y FA-, que superarían con creces los tres quintos de la Cámara -28 de 45 diputados- necesarios para aprobar una reforma estatutaria.
De momento sin embargo, la Xunta considera un calendario que pasaría por presentar la iniciativa las próximas semanas, siempre dependiendo de un PSOE-FAS que, de momento, parece decantarse por no dar apoyo explícito a la oficialidad y con la oposición total de su presidente, Javier Fernández, que se tiene que enfrentar así a las bases del partido.
¿Una lengua de segunda?
Mientras tanto, el asturiano sigue con un estatus de segunda, con la única protección de la ley de uso de 1998, que a pesar de dotar al idioma de un cierto reconocimiento, deja esta lengua románica en una situación "completamente diferente de la de los territorios con lenguas cooficiales", con una "nula protección jurídica para los hablantes de asturiano", según Pulgar.
El sociolingüista David Guardado, autor del libro Llingua estándar y normalización llingüística: la revitalización de las llingües minorizaes, considera, en declaraciones a El Nacional, que la necesidad de la oficialidad se explica en términos de demanda social, pero también de "urgencia", ya que la lengua puede ser víctima de su principal enemigo mortal, "la transmisión intergeneracional". En efecto, la mayoría de los sociolingüistas opinan que el peor enemigo para una lengua es el hecho de que esta deje de transmitirse de padres a hijos y este es un peligro que corre actualmente el asturiano. "Nos hace falta reforzar, recuperar y ampliar las comunidades que hacen uso del asturiano como lengua habitual", sostiene Guardado, más allá de cifras positivas de escolarización o conocimiento pasivo.
De hecho, el asturiano recoge en su estado de salud actual los síntomas de una lengua en regresión, con una distribución más rural que urbana, un ascensor social "solo en castellano", falta de prestigio y un entorno legislativo débil cuando no hostil -la aplicación de la ley de uso y promoción del bable/asturiano de 1998 es cuestionada continuamente en el día a día. A todo eso hay que sumar el estigma social -el particular autoodio en el uso de la lengua- y el habitual ataque a los intentos de normalización lingüística con el argumento de la supuesta pérdida de la genuinidad de la lengua. Ante esta actitud, Guardado recuerda que cualquier lengua no normalizada socialmente y en situación diglósica se fragmenta.
Además, Guardado apunta que más allá de las cifras optimistas que revelan las encuestas, "la percepción en la calle es otra", donde "avanza la sustitución lingüística", con un claro "retroceso del asturiano". "La oficialidad es la única herramienta para salvar la lengua en las próximas generaciones", añade Pulgar, pesimista con la situación actual del asturiano, pero optimista con la posibilidad de que la situación cambie a medio plazo.