Ya existe una mayoría suficiente en Asturias para poder reformar su estatuto y convertir el asturiano o bable en una lengua cooficial del Principado. Finalmente, el diputado de Foro Asturias, a quien Vox asediaba para intentar evitarlo, ha sido el encargado de dar el apoyo necesario a la alianza de PSOE, Podemos e Izquierda Unida para conseguir esta importante reforma. La decisión final de Adrián Pumares puede haber sorprendido a algunos asturianos, ya que en el programa electoral del Foro para las elecciones del 2019, la formación aseguraba que no existía bastante consenso social para dar esta pasa adelante para la protección de la lengua propia. Ahora, Pumares, secretario general del partido, ha cambiado de opinión, a pesar de la dura campaña que la ultraderecha ha hecho en contra suya, y votará a favor.
Pedro Leal, diputado no adscrito en el Parlamento asturiano que fue expulsado del Foro, se ha mostrado mucho en contra de la decisión de Pumares. "Eso no es el Foro. ¡Han traicionado el partido!", ha denunciado al diario El Español. Leal es el hombre de confianza de Francisco Álvarez Cascos, el fundador del partido que posteriormente abandonó. De hecho, sus excompañeros le han puesto una querella por haber vaciado las arcas del partido.
La propuesta de cooficializar al asturiano del PSOE nace a partir de la tarea que ha hecho la Academia de la Llingua los últimos años para juntar todos los "bables" en plural, en referencia a los diferentes dialectos del asturiano que varían mucho por todo el territorio. De esta unión, nace una lengua común que el ejecutivo socialista, presidido por Adrián Barbón, quiere oficializar.
Medidas fiscales
Ahora bien, a pesar del apoyo que Pumares ofrecería para la cooficialización, esta estará marcada por algunas condiciones que no habrían gustado nada al presidente Barbón: El asturiano no podrá ser lengua vehicular en la escuela y también ha pedido la aplicación de medidas fiscales de carácter liberal como contrapartida. Las negociaciones entre el Foro y PSOE tienen que empezar los próximos días.
La cooficialización, sin embargo, todavía queda lejos. Al tratarse de una ley orgánica, es complicado que se apruebe antes de un año. Al ser un estatuto, este texto tendrá que viajar a Madrid, donde también se tendrá que votar en el Congreso y el Senado. Con todo, la oposición y el gobierno creen que el presidente Barbón quiere cumplir su objetivo "antes de que acabe la legislatura". Ahora mismo, la cooficialidad baila por el voto de Pumares y las mayorías están muy ajustadas. Quizás, después de las próximas elecciones en el Principado, estas ya no existen.
La idea es que la nueva ley se inspire en la gallega. Para eso, "se tomaría de base el artículo correspondiente del Estatuto de Autonomía de Galicia", que recoge en su artículo 5 que la lengua propia de Galicia es el gallego y que tanto el gallego como el castellano son oficiales y "todos tienen el derecho de conocerlos y utilizarlos".
Acoso a Pumares
Desde un primer momento, la mayoría dependía de un solo diputado y Vox asedió Pumares para intentar evitar que votase a favor del bable. La campaña de persecución ultra contra Pumares empezó con el reparto de adhesivos con su cara y el mensaje: 'Pumares vendido, cooficialidad no'. Estos adhesivos no llevaban ningún logo de partidos o formaciones, por lo tanto la primera parte de la persecución al diputado fue desde el anonimato.
Después, la campaña de acoso siguió escalando hasta llegar a un nuevo nivel. A cara descubierta, es decir, firmando su obra, Vox ha imprimido en vallas publicitarias la cara de Pumares que lo señalan por su apoyo a la cooficialidad de la lengua. Pumares, en una entrevista en La Nueva España se mostró firme en su decisión: "No me conocen si creen que la presión afectará al voto", aparte de Vox, también lo han presionado PP, Ciudadanos y algunos de los excompañeros del Foro.
"Hay empresarios que quieren hacer trámites en llingua que no pueden y universitarios a quien se les ha puesto pegas para presentar sus tesis en asturiano", resumía Pumares. Además, tras su decisión también está la intención de evitar que los partidos de izquierda se acerquen de la defensa de algunos símbolos como son la lengua propia.