La sombra del imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty, y su condición de confidente de los servicios de inteligencia españoles, el CNI, es una de las grandes incógnitas -todo un secreto de Estado- aún abiertas sobre los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils. Hoy hace seis meses.
Aquella calurosa tarde del 17 de agosto del 2017, 13 personas murieron mientras paseaban por la Rambla al ser atropelladas brutalmente por la furgoneta que conducía uno de los miembros del comando del imán, 2 más perdieron la vida después -una de las cuales apuñalada en la huía del conductor del vehículo- y más de 100 resultaron heridas. Estado Islámico (EI) asumió la autoría de los atentados.
Horas más tarde, una mujer moría en Cambrils a manos de los ocupantes de un vehículo que huía de la policía. El día antes, dos miembros del comando -uno era el imán de Ripoll- habían muerto en la explosión de una casa de la urbanización Montecarlo de Alcanar, donde el grupo terrorista guardaba más de un centenar de bombonas de butano.
Según los investigadores, los yihadistas planeaban un gran atentado en un monumento de Barcelona, posiblemente la Sagrada Familia. Al fracasar este plan por el accidente de Alcanar, habrían optar por el atropello masivo en plena Rambla de Barcelona. Un método especialmente mortífero usado en los meses anteriores en Niza, Berlín, Londres, Estocolmo y París que dejó decenas de muertos.
Trapero i Forn
Los Mossos D'Esquadra, en una operación relámpago coordinada por el major Josep-Lluís Trapero y el conseller de Interior Joaquim Forn, y que la ciudadanía conmocionada pudo seguir casi en directo, consiguieron neutralizar el comando, fulminando en un tiroteo a 5 de sus miembros en Cambrils. Trapero fue destituido del cargo en aplicación del 155 y Forn es preso preventivo enEstremera desde hace más de 100 días por los hechos del referéndum del 1-0.
El pasado mes de noviembre, el CNI admitió que había contactado con Es Satty cuando cumplía prisión por tráfico de drogas en la prisión de Castellón. El contacto se hizo "siguiendo los protocolos y como hacen todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado". Todo indica que el imán creó la célula a partir de contactos en la prisión y, ya en Ripoll, adoctrinando a jóvenes de la población. ¿Era todavía confidente del CNI cuando se produjeron los atentados? Es la gran pregunta, la terrible cuestión que planea sobre los atentados del 17-A.
Silencios de Madrid
Precisamente, el ayuntamiento de Ripoll ha pedido ser acusación en el proceso judicial abierto por los atentados, informa ACN. Desde el consistorio quieren acceder a "toda la información" para conseguir llegar "hasta el final". El alcalde, Jordi Munell, ha denunciado los "silencios" y la falta de respuestas por parte del gobierno español y el Ministerio del Interior sobre la vinculación del imán con el CNI. "Siempre tendremos la pregunta en mente: ¿si alguien tenía la información, se podría haber evitado? (...)
Aquel 17 de agosto, las policías estatales tuvieron un papel más que secundario en la crisis, todo el contrario de lo que sucedió en el referéndum de independencia del 1 de octubre. El día de los atentados, la presencia en Barcelona del presidente Mariano Rajoy y su ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, fue casi sobrera ante la capacidad de control de la situación exhibida por el Gobierno y la policía catalana en el atentado más grave cometido en territorio del Estado español desde el 11-M.
No tinc por
Aquellos días negros, los rincones de la luminosa Rambla que fueron escenario de la tragedia, como la zona del mosaico del Pla de l'Os o la font de Canaletes, se convirtieron en un improvisado memorial popular por las víctimas. El sábado de la semana siguiente a los atentados, los máximos responsables del gobierno español y los partidos y el Rey Felipe VI -en una decisión inédita en un jefe del Estado- encabezaron con el presidente Carles Puigdemont y el resto del Govern la manifestación en el passeig de Gràcia presidida por el eslogan "No tinc por" ("No tengo miedo").
En la manifestación del passeig de Gràcia aparecieron esteladas preventivas en algunas filas de la marcha. El independentismo intentó evitar que los grupos unionistas aprovecharan la concentración, de fuerte impacto mediático, para sembrar Barcelona de banderas españolas. Desde Madrid se envió un mensaje claro: los brutales atentados tenían que servir para llevar a cabo una reflexión sobre la hoja de ruta del procés independentista, es decir, para pararlo. 6 meses después, Puigdemont y 4 miembros de su Ejecutivo están exiliados en Bruselas. El resto del Govern ha pasado por la prisión o aún está encarcelado.