La noticia que, por primera vez en veinte años, el Rey no presidirá el acto de entrega de los despachos a la nueva promoción de jueces que se celebra el viernes en la Escuela Judicial de Barcelona ha provocado una fuerte reacción en el mundo judicial.
A las puertas de la sentencia sobre la inhabilitación del president, Quim Torra, el martes por la noche se apuntó que razones de seguridad aconsejaban la decisión. No obstante, desde el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se ha explicado que el monarca había aceptado en un primer momento la invitación y que finalmente informó de que no asistiría al acto. Estas fuentes atribuyeron el plantón a una decisión del Gobierno de Pedro Sánchez y, de hecho, diferentes medios han señalado la ausencia del monarca en este acto emblemático como un gesto hacia el independentismo.
Ante esta situación, diferentes asociaciones judiciales han reclamado explicaciones al Gobierno.
La APM exige las verdaderas razones
La Asociación Profesional de la Magistratura, mayoritaria entre los jueces, con más de 1.400 asociados, ha "exigido" a través de un contundente comunicado, que el Gobierno aclare "las verdaderas razones" de la ausencia del Rey y "adopte las medidas necesarias para velar por el normal desarrollo del acto y por la seguridad e integridad física de todos los asistentes y, en particular, de los compañeros que integran la nueva promoción de jueces".
"Es muy preocupante que en un estado de derecho, el Gobierno declare su incapacidad para garantizar la seguridad del jefe del Estado en un acto institucional en la Escuela Judicial de Barcelona, la máxima Autoridad de la Nación. Más todavía si, como apuntan algunos medios, esta invocación a la seguridad sólo pretende disfrazar motivos abiertamente contrarios a la Constitución", advierten los jueces de la APM, además de recordar que, como poder del Estado, administran justicia "en nombre del Rey".
También la Asociación Judicial Francisco de Vitoria reclama que alguien aporte explicaciones más claras sobre la ausencia de Felipe VI el viernes en Barcelona. Para esta asociación, que el Rey no presida el acto de entrega de despachos es una mala noticia. "Los jueces administramos justicia porque nos lo otorga el poder público", han advertido.
El Foro Judicial Independiente considera que la noticia es grave, según Europa Press, y han reclamado explicaciones argumentando que los nuevos jueces que irán destinados a Catalunya tienen que saber "por qué el Estado, la Constitución y el ordenamiento jurídico que juraron o prometieron cumplir y hacer cumplir, les da la espalda en un momento como este".
Evitar polémicas
En cambio, la asociación progresista Juezas y Jueces por la Democracia ha intentado rebajar la tensión y ha instado a evitar crear polémicas, dado que se desconocen los motivos que han llevado al monarca a no participar en este acto.
De hecho, la polémica ya comenzó a calentar motores el año pasado cuando se decidió trasladar el acto a Madrid, argumentando que se enmarcaba en el 40 aniversario de la Constitución. Entonces se levantaron voces advirtiendo que esta decisión era un error, entre las cuales la de la jueza decana.
Todo ello se enmarca en un momento en que el monarca ha tenido que reducir sus actos oficiales en Catalunya, a raíz del malestar provocado por el discurso del 3 de octubre, posterior al referéndum independentista y las cargas policiales contra los votantes. Desde entonces el Govern de la Generalitat no acude a los actos que convoca el monarca y Felipe VI fue declarado persona non grata por varios municipios, entre los cuales el de Girona, lo cual ha impedido que se pueda celebrar en la ciudad o en las comarcas gerundenses el acto de entrega de los premios Princesa de Girona, que en 2018 se tuvieron que entregar en un espacio de los hermanos Roca, en Vilablareix, dedicado a eventos y reuniones familiares.
La última visita de los monarcas a Catalunya, en el marco de la ronda que hicieron por las diferentes autonomías después de la primera oleada de la Covid, se organizó en el monasterio de Poblet en medio de fuertes medidas de seguridad, sin parlamentos ni presencia ciudadana, y después de tener que renunciar a visitar Barcelona y el Museu Dalí de Figueres.