El Congreso de los Diputados comparte la voluntad del Gobierno de “reducir la tasa máxima de alcohol permitida a todos los conductores de vehículos motorizados y no motorizados” a 0,2 gramos por litro en sangre y 0,1 miligramos por litro en aire espirado. Por 175 votos a favor, 33 en contra (de Vox) y 138 abstenciones (del PP), se ha aprobado una proposición no de ley, una iniciativa simbólica y no vinculante, promovida por el PSOE que así lo reclama. Fue el 12 de septiembre cuando Fernando Grande-Marlaska anunció que el Ministerio del Interior impulsaría una reforma en este sentido al entender que la “sociedad española está madura” para aceptar este cambio con el objetivo de reducir aún más la siniestralidad en las carreteras. La vía podría ser, asumiendo la propuesta de la Dirección General de Tráfico, modificar el artículo 20 del Reglamento General de Circulación, que es un real decreto y se tiene que aprobar el Consejo de Ministros. Sin embargo, fuentes del Ministerio del Interior señalan a ElNacional.cat que todavía están valorando la fórmula. Cuando culmine esta modificación, la tasa máxima permitida en España pasará de 0,5 gramos de alcohol por litro en sangre a 0,2 y se rebajará de 0,25 miligramos de alcohol por litro en aire espirado a 0,10.

Justo hace un mes, en un desayuno informativo, Fernando Grande-Marlaska subrayó que, de esta forma, Interior atiende a la petición de las asociaciones afectadas por la “violencia vial”. “En más de la mitad de los siniestros aparece alcohol o drogas como determinante”, argumentó. De momento, el Observatorio Nacional de Seguridad Vial está sometiendo a contraste con diversas experiencias internacionales. ¿Qué pasa en los países europeos? Dentro de la Unión Europea, hay tres países que han fijado la tasa máxima de alcohol en sangre en 0,2 gramos por litro: Suecia, Polonia y Estonia. Además, hay cuatro países que han fijado una tasa 0,0 en sangre: Eslovaquia, Hungría, República Checa y Rumania. El resto de países europeos, incluida España, Francia o Alemania, tienen una tasa máxima permitida en sangre de 0,5 gramos para los conductores en general, excepto Lituania, que la fija en 0,4.

Durante el debate, que se produjo el martes, la diputada de ERC Inés Granollers defendió que la actual tasa máxima es “demasiado elevada” considerando que “pequeñas cantidades de alcohol pueden afectar la capacidad de reacción, la visión periférica y la toma de decisiones”. Los republicanos apuestan por una tasa del 0,0 y reclaman ir reduciéndola como “cuestión de responsabilidad colectiva” y como medida para “garantizar que las calles sean más seguras para todas”. “No podemos seguir permitiendo que las personas se pongan al volante con un riesgo de aumentar los accidentes”, remachó.

El PP reclamaba “medidas complementarias”

El Partido Popular se ha abstenido. Durante el debate, el diputado Ángel Ibáñez criticó la iniciativa considerando que era una “triquiñuela” y un “mero felpudo de Sánchez” después del anuncio de Marlaska y pidió debatir con “sosiego” y “calma”. “No es manera de debatir sobre una medida única que puede no funcionar si no va acompañada de otras medidas complementarias”, lamentó. En este sentido, los populares presentaron una enmienda al texto del PSOE pidiendo informes a expertos científicos y técnicos para analizar esta cuestión e instando a la Moncloa a “reforzar las campañas específicas de los peligros del alcohol al volante”, “incrementar los mecanismos de formación y sensibilización”, “definir estrategias concretas para conductores reincidentes” y “estudiar medidas alternativas que contribuyan a reducir la siniestralidad vial ocasionada por el consumo de alcohol”.