La convención estatal del PP ya ha abandonado la moderación de la primera jornada, entonces con Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo. Hoy el escenario se ha trasladado a Sevilla y el invitado estrella ha sido José María Aznar. El expresidente del Gobierno acostumbra a no defraudar nunca, y hoy ha estado especialmente desencadenado cuando ha surgido su tema estrella: Catalunya. El exdirigente conservador ha cargado contra el independentismo y contra el Gobierno de coalición, con contundencia: "España es una nación, no siete, ni cuatro, ni veintiuna. No es un estado plurinacional, ni multinivel, ni la madre que los parió". Ha eclipsado a Pablo Casado por completo.
Aznar, que ha apoyado al PP de Pablo Casado en su relanzamiento, se ha extendido en la cuestión territorial, que considera que es la más grave que sufre España hoy. Y ha cargado sus armas contra el Gobierno. Primero, por sus alianzas parlamentarias: "Una organización terrorista como Bildu es socio del gobierno. Los que han hecho un golpe de estado... son socios del gobierno". También contra el papel de la Abogacía del Estado en el asunto Puigdemont: "Que sea utilizada para impedir que un prófugo sea extraditado a la justicia española es un auténtico escándalo y una vergüenza". Y ha salido en defensa del monolingüismo en las instituciones del Estado: "En las instituciones de Madrid se habla castellano, que es el idioma que todo el mundo entiende".
Munición no le ha faltado a Aznar, tampoco contra la Iglesia Católica. Lo ha hecho después de que el Papa Francisco pidiera perdón por la conquista de México. No le ha citado directamente, pero se le ha podido entender perfectamente: "En estos momentos en que se pide perdón por todo, yo no lo haré, lo diga quien lo diga". Ha salido en defensa de la historia de España: "Con sus aciertos y sus errores, yo me siento orgulloso y no pido perdón".
Después de unos años en que José María Aznar se había ido alejando de Génova, hoy ha querido cerrar filas con el actual presidente del Partido Popular, a quien ha dicho: "Serás presidente del gobierno de España". Y ha remachado: "Además, lo harás bien".
Casado y el Papa
En este contexto hiperventilado, Pablo Casado no ha sido menos. También ha cargado contra el Papa Francisco y su "revisionismo histórico", que ha valorado como una "estupidez". Ha salido en defensa de la nación española, "después de Grecia y Roma la más importante de la historia de la humanidad en cuanto a la contribución al resto de países". Y ha remachado: "El fenómeno de la Hispanidad nos debe enorgullecer a pesar de la leyenda negra, la cultura de la cancelación y esa estupidez del revisionismo histórico patrocinado por las formaciones que ocupan el gobierno español".
El acto de este jueves forma parte de la cuarta jornada de la convención estatal del PP, que se desarrolla a través de 25 mesas de debate en seis ciudades españoles, culminando el fin de semana en Valencia. Fuentes de la dirección de Génova explican que con este cónclave Pablo Casado busca relanzar la marca del Partido Popular, situarlo como alternativa al actual Gobierno y "ampliar el PP a la derecha y a la izquierda". Todo eso, entre la presión de la madrileña Isabel Díaz Ayuso y los avisos de los dirigentes más moderados del partido. Entre la espada y la pared.
Rajoy y González, en paralelo
En paralelo a Aznar, mantenían un diálogo dos expresidentes españoles más, Mariano Rajoy y Felipe González. Pero en un tono muy distinto. De hecho, los dos han coincidido en defender el diálogo con la Generalitat. El expresidente conservador ha respondido a su manera: "A mí me parece bien que se hable. Yo he hablado". Ahora bien, Mariano Rajoy también ha señalado que "no le gusta" que parezca que los dos gobiernos "están al mismo nivel". En primer lugar, porque "no es el mismo nivel". En segundo lugar, porque cree que "en cualquier tipo de conversación conviene cuidar todos los demás, porque aquí todo el mundo tiene sus problemas y sus historias." Y ha dejado claros los límites, que no dejan de ser los del gobierno de Sánchez: "Aquí hay un límite, que es la Constitución. De la Constitución y del principio de soberanía nacional no puede disponer ninguno de los que se sientan a hablar allí".
Felipe González también ha sido preguntado por la mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat, y también ha avalado la existencia, con sus límites y líneas rojas: "¿Estaría en contra de un diálogo con la Generalitat? No. ¿Y en contra de la otra mitad de Catalunya que no representa la Generalitat? Tampoco". En este sentido, el expresidente socialista ha dicho que "no satanitza" y que ve bien el diálogo "si se hace desde el respeto a la Constitución".